Artista muy criticado en sus comienzos por empeñarse en innovar en cada una de sus composiciones, Claude Debussy, músico francés nacido en 1862, escribió obras mezcla de poesía sin palabras y sonidos llenos de sensaciones. Más cerca del simbolismo que del término impresionista, que detestaba, de Mallarmé tomó prestado los versos que él convertiría en el poema sinfónico Preludio a la siesta de un fauno y que Nijinski convirtió en su controvertido y sugerente ballet La siesta de un fauno. Juegos eróticos del fauno con las ninfas, rechazo y necesidad de descanso. Lentitud del ritmo unido al colorido orquestal, expresa diferentes estados de ánimo con un delicado final en el que el alma y el cuerpo “sucumben al silencio del estío”. Una orquesta espléndida, ligera, en unos momentos, con sus metales y maderas y, en otros, sensual, con ayuda del arpa y la flauta.
Otra de las piezas del compositor francés que hemos tenido la suerte de escuchar ha sido Images: interesante tríptico que demuestra la tenacidad del autor por hacer evolucionar constantemente las ideas musicales. Gran dificultad para la orquesta que afrontó con brillantez la partitura y gran dominio y buena gestión de su director, Erik Nielsen, evocados por el reconocimiento de sus propios intérpretes.
Y de Francia a Euskadi. Garikoitz Mendizabal, nacido en Gipuzkoa en 1973 y actualmente Director de la banda de txistularis de Bilbao, nos ha emocionado con su maestría en uno de los instrumentos más queridos en nuestra tierra: el txistu, de la familia de la flauta, con tres orificios, de una sola mano, la izquierda, y normalmente acompañado por el tamboril.
La primera pieza consistía en un fandango, Zaharra (anciano/a). Las orquestas suelen tener dos opciones cuando interpretan con un solista: acompañarlo o dominarlo. En este caso, el txistu, por momentos, quedó reducido a otro instrumento más del conjunto orquestal.
Todo lo contrario de lo que ocurrió con la obra del compositor Javier Martínez, encargada y dedicada a Garikoitz: Karibu Peponi (Bienvenido al paraíso, en swahili). El autor que nació en Valencia en 1989, fue parte de la BOS y creó una obra en la que la orquesta y el instrumento solista están en perfecta armonía, atenuando el conjunto instrumental en algunos pasajes.
Como regalo, tuvimos la ocasión de escuchar Hora Staccato del compositor rumano Grigoras Dinicu, originalmente compuesta para violín pero que sonó genial con el txistu.
Garikoitz Mendizabal reivindicó su instrumento que, en muchas ocasiones, ha sido infravalorado por algunas voces simplistas. Este gran intérprete ha grabado discos con música clásica, tradicional, celta, jazz y música antigua. ¿Instrumentos tradicionales o simplemente instrumentos? Nadie discute ya la guitarra o el acordeón, por ejemplo. ¿Música culta o simplemente música? ¿Dónde o quién reparte los carnés? La música es concepto y emoción que compensa la desazón de la vida y que, a veces, impide que nos volvamos locos/as.
Genma Sánchez Mugarra
Orquesta Sinfónica de Bilbao
Erik Nielsen, director
Garikoitz Mendizabal, txistulari
Música de C. Debussy, Javier Martínez y tradicional
Palacio Euskalduna de Bilbao
Foto: Garikoitz Mendizabal, txistu.