Una atenta versión del poema sinfónico Muerte y transfiguración de Richard Strauss dio comienzo al programa de temporada, todo un monográfico Strauss que devolvía al podio de la Orquesta Nacional de España a Josep Pons.
Pulso y simetría en virtual ajuste para una obra, hoy, en extraño rol de obertura concierto, un tanto arisca en función de las dificultades que atesora en sus momentos culminantes, donde no se sabe si la subdivisión resulta más beneficiosa en la práctica que gestos más envolventes de un fraseo general donde es complicado lograr ajustes y sinergias en todos sus estratos sonoros.
Las Cuatro últimas canciones de Strauss con la soprano Anne Sophie Duprels, ofrecieron momentos destacados en la segunda entrega de aquel ciclo, Septiembre, con un terso solo de trompa que preparaba el bello proceso cadencial… Justo antes de la profunda entrada de la cuerda de Al ir a dormir, con otro solo de violín, prolongado por la expresividad de la voz de Duprels cuyo amplio vibrato permitía aquí despuntar sobre el volumen y densidad orquestales.
La última canción presentó sublimes introducción y epílogo en un ciclo donde "lo cadencial" en un sentido amplio, se diría que existencial (!), va más allá de la propia música, y converge, en todos los sentidos y para todos los sentidos (al menos, los obvios de concierto… sexto incluido…), "al ocaso".
Un sexto sentido que tomaba cara y carta de naturaleza en la universalidad de la tragedia griega (tan del gusto germano, por cierto). Tragedia de fondo, tratada con la ampulosidad de una generosa y equilibrada plantilla orquestal con madera a cuatro y siete trompas…
La suite sinfónica sobre su ópera Elektra, en arreglo de M. Honeck y Th. Ille, ocupó, pues, la segunda parte del concierto. Toda una nutrida expectativa reservada para su momento postrero.
Una suite, de reciente aparejo además, donde se disfrutan las celebradas virtudes del muniqués en odres de vistosa orquestación con aplicación en las lógicas formales de su fluido correlato de episodios con una (algo) académica resolución en tópica simetría un tanto forzada.
Una obra ambiciosa que destacó a la postre recursos sinfónicos de amplio espectro para un exigente y atractivo monográfico Strauss que, quizás, precisaba de este punto de relativa renovación en su final. Un punto adicional de expectación que ofreciera con evidente lustre y empaque, esta brillante suite sinfónica.
Luis Mazorra Incera
Anne Sophie Duprels, soprano.
Orquesta Nacional de España / Josep Pons.
Obras de Richard Strauss.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.