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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Serenidad lírica y vigor dramático - por Juan Manuel Ruiz

Madrid - 01/02/2023

Radiante actuación de la Orquesta Filarmónica de Múnich, bajo la batuta de Krzysztof Urbansky, en el primero de los dos conciertos realizados en el ciclo de Ibermúsica en Madrid. En el programa aquí comentado: la Sinfonía nº 4 de Mahler, y la Sinfonía nº 6 de Shostakovich.

El Bedächt, nicht eilen de la Sinfonía nº 4 de Mahler fue interpretado con fidelidad al tempo “poco apresurado” al que hace mención el título del primer movimiento. Las cuerdas, pulcras en la emisión, redondas en el color y gráciles en el fraseo, destacaron especialmente en las intervenciones de los violonchelos. La Filarmónica de Múnich mostró un sonido de magnífico empaste en todas sus secciones instrumentales, con relevantes papeles en las maderas y trompa solista. El movimiento discurrió fluido y equilibrado en manos de Urbansky, que dirigió sin partitura durante todo el concierto.

En el segundo movimiento quedaron nítidamente expuestas las delicadas filigranas polifónicas encomendadas a las maderas y el violín solista, diáfanas en las variadas articulaciones rítmicas y refulgentes en calidad de timbres. El maestro polaco, no del todo ortodoxo en sus movimientos corporales desde el podio, mostró, sin embargo, una gran plasticidad gestual en las indicaciones dinámicas y métricas con su mano izquierda a la formación alemana.

La interpretación del Ruhevall, poco adagio logró, bajo la batuta de Urbansky, uno de los momentos más sublimes de la velada. El tempo, algo más lento de lo marcado en la partitura, permitió, no obstante, ahondar en su carácter introspectivo, creando una atmósfera sumamente poética mediante expresivos silencios y dilatadas respiraciones en los fraseos de cuerdas y maderas. La serenidad lírica fue aún más remarcada al ser refrenadas tanto la expresión trágica, en los episodios centrales del adagio, como en la climática luminosidad de su sección final. La disolución del movimiento resultó de exquisita delicadeza gracias a la total compenetración entre maestro y orquesta.

El Sehr behaglich refrescó la hondura expresiva del tercer movimiento. siendo esencial para ello la actuación de Katharina Konradi, que se incorporó paulatinamente al escenario proyectando el canto a las distintas zonas del auditorio. Con una voz dotada de bello colorido, clara declamación, ágil en la articulación y de gran sutileza en los matices, se tornó en vehículo idóneo para entonar “La vida celestial”, texto elegido por Mahler como culminación de esta vitalista sinfonía. Grandes y merecidos aplausos del público para todos los agentes musicales implicados en la acertada resolución de la sinfonía.

La segunda parte del concierto estuvo dedicada a la no tan frecuentemente interpretada Sinfonía nº 6 de Shostakovich, acometida por una Filarmónica de Múnich a pleno rendimiento y con su plantilla instrumental al completo. La penetrante intensidad expresiva obtenida por Urbansky en las violas y chelos al unísono, dobladas por las maderas graves, en el amplio y dramático motivo inicial del dilatado Largo, dio empuje apropiado a su apertura, si bien el pulso del metrónomo resultó un poco más rápido que el requerido por Shostakovich al comienzo de la obra.

El ambiente trágico y meditativo que planea sobre todo el movimiento quedó convincentemente plasmado por maestro y formación, en completa simbiosis, así como por los inspirados solos de oboe, flauta, corno inglés, clarinete bajo y fagot que se suceden a lo largo del mismo. La enigmática atmósfera tuvo su contraste en el vertiginoso Allegro que le sigue, subrayado por las rutilantes intervenciones del clarinete piccolo flauta y flautín. El Presto, de impulso rítmico y dinámico trepidantes, con logrados solos de violín, mostró la perfecta sincronía de la formación alemana junto a su director, logrando subyugar al público en los convulsivos ritmos de su festivo y, a la vez, irónico final.

Juan Manuel Ruiz

 

Katharina Konradi, Orquesta Filarmónica de Munich / Krzysztof Urbansky.

Obras de Mahler y Shostakovich.

Ibermúsica. Auditorio Nacional, Madrid.

 

Foto © Rafa Martín / Ibermúsica

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