El pasado martes 3 de octubre, visitaron la sala sinfónica del Auditorio Nacional de Madrid, la Franz Schubert Filharmonia y su batuta, Tomàs Grau. El guitarrista montenegrino Milos los acompañó durante la primera parte del concierto.
El proyecto que la orquesta Franz Schubert Filharmonia presenta para este comienzo de temporada incluye cuatro citas en auditorios destacados y un programa que derrocha energía. Mientras que en España han visitado el Palau de la Música y el Auditorio Nacional, en EEUU serán el Carnegie Hall y el Lisner Auditorium las salas por donde esta agrupación interpretará el célebre Concierto de Aranjuez de Rodrigo (acompañados de Milos en España y de Rafael Aguirre en Norte América), la Sinfonía nº9 en Mi menor, op. 95, del Nuevo Mundo de Dvorak y Sant Martí del Canigó de Casals.
Es un programa que necesita una maquinaria bien engrasada, como intérpretes y como conjunto, pero que funciona bien con el público ya que es una música muy atractiva en directo, una música que habla de sentimientos, de las raíces y la añoranza del hogar.
Precisamente, la velada madrileña comenzó con una Sala Sinfónica de aforo abultado y expectante. Salieron los músicos y sorprendieron por su juventud, y es que, según explicaban en las notas al concierto, esta es una orquesta formada por “una nueva generación de los mejores músicos del país”, y ciertamente, lo son. Rápidamente se incorporaba su director, Tomàs Grau y daba comienzo la obra de Casals. Su “sardana del exilio” es un canto a la esperanza compuesta en sus días en Francia, una obra lírica y expresiva, que tiende una mano hacia el espíritu del oyente. Fue un buen comienzo, una inteligente forma de encontrar el diálogo entre la orquesta y el público, que, ya en comunión, estaba preparado para la música de Rodrigo.
A continuación se unió al escenario el guitarrista de Montenegro, Milos Karadaglic, ahora conocido como Milos, un intérprete que ha cautivado a media Europa con sus grabaciones y su expresividad musical en directo. El Concierto de Aranjuez es una pieza exigente en la que la guitarra aprovecha las influencias del folklore español para brillar en su registro, mientras la orquesta lo hace en uno más clásico. Quiso Milos tocar sin amplificación para reflejar de manera fiel la forma en la que se tocaba cuando fue compuesta, allá por 1939, y pese a que se percibían sus movimientos y su energía, hubo notas que no se escucharon; ciertamente, el público del siglo XXI no está acostumbrado a ello y, precisamente por eso, la decisión del sonido acústico pudo deslucir su versión. Se esforzaron la orquesta, el director y el guitarrista en realizar un buen trabajo y eso sí fue evidente. Cerró la primera parte Lágrima de Tárrega, en la que Milos reflejó esa enorme musicalidad por la que es reconocido y que el público agradeció con calurosos aplausos.
Tras el descanso, la Franz Schubert Filharmonia ocupó de nuevo el escenario para deleitar con la obra que Dvorak compuso mientras viajaba a EEUU, entraba en contacto con la música de los indios americanos y la música negra y, a la vez, echaba de menos su Chequia natal. La mezcla dio como resultado una obra que ha sido un éxito desde el primer día que se interpretó. Ya desde el primer movimiento, la agrupación demostró que funcionan como si fueran un solo músico, un equipo que Grau dirige con eficiencia. Comenzaron bien y terminaron mejor: el cuarto movimiento, para el que esta obra requiere un gran esfuerzo por parte de la orquesta, es el que más gusta al público.
La orquesta llegó al máximo rendimiento en este Allegro con fuoco, los vientos y la percusión se alternaron los motivos melódicos mientras que la cuerda los envolvió con sus sonidos de terciopelo. Muy bien Tomàs Grau, decidido y conciso, que guio a sus músicos hacia un sonido potente, redondo y expresivo a la vez. Preciosa personalidad musical la de la Franz Schubert Filharmonia.
Esther Martín
Auditorio Nacional Madrid, 3 de octubre, 19.30
Sala Sinfónica del Auditorio Nacional Madrid, 3 de octubre, 19.30
Obras de Joaquín Rodrigo, Pau Casals y Dvorak.
Franz Schubert Filharmonia
Milos, guitarra
Tomàs Grau, director
El Concierto de Aranjuez y la Sinfonía del Nuevo Mundo, Homenaje a Pablo Casals.