Siguiendo con el proceso de traer a directores que aportan experiencia a la orquesta ADDA-Simfònica Alicante, Josep Vicent, su titular, ha invitado al maestro sueco Joachim Gustafsson, claro ejemplo de la mejor escuela centro europea y actualmente director musical y artístico de la Filarmónica de Bogotá, para actuar en el decimo cuarto programa de la temporada sinfónica dedicado a dos obras singulares de Ludwig van Beethoven como son el Cuarto Concierto para piano y orquesta en Sol mayor, Op. 58 y la Cuarta Sinfonía en Si bemol mayor, Op. 60, de ahí que el concierto llevara por título el principio que surgió en la antigua Grecia denominado “El mito de los cuatro elementos” haciendo en esta ocasión una alusión simbólica al número cuatro como determinante ordinal.
Para la primera obra se ha contado con la participación del pianista ucraniano Antonii Baryshevskyi al que no había vuelto a tener la oportunidad de escuchar desde que se alzara ganador del LI Concurso Internacional de Piano "Premio Jaén" del año 2009, demostrando una gran madurez en la interpretación del Primer concierto, R455 de Franz Liszt en la prueba final junto a la Orquesta Ciudad de Granada. Ya en los acordes de presentación del concierto de Beethoven se pudo apreciar la calidad de sonido de este intérprete apuntando con dulzura y suavidad el tema principal y prefigurando anticipadamente el ritmo del primer movimiento de la obra. Se inició con la precisa respuesta de ADDA-Simfònica a las indicaciones del maestro Gustafsson que ponía de manifiesto la plenitud de recursos de su académico estilo clásico desarrollado durante su formación superior en Viena, que le permitía comunicar la humana profundidad emocional de esta magistral creación concertante. Así hay que resaltar cómo desde su primer gesto acentuó su peso tonal y las sutilezas armónicas que contiene creando la percepción en el oyente de una espontaneidad natural de discurso, impulsado también desde el piano de manera audaz y a la vez curiosa como se pudo percibir en la cadenza, cuya autoría por parte del solista dejaba la dimensión creativa de Antonii Baryshevskyi, que respetaba el espíritu del autor desde un expansivo formalismo armónico de diatónico resultado biensonante.
Con un alto sentido de legato, concilió contrastadamente con la implacable yuxtaposición de las cuerdas que sonaron con un intenso staccato en el Andante con moto central, demostrando una excelente técnica de pedal. Como si saliesen orquesta, director y pianista de un profundo y dramático debate dialéctico, afrontaron de inmediato y ligeramente sincopado el rápido rondó final de manera tímida y juguetona al principio para ir cambiando a un carácter posterior más intenso y enérgico. Después de una normalización dinámica que el director indicó con regulada cinética, se produjo la segunda novedad de la actuación con una nueva cadencia, escrita también por el pianista, antes de la coda que precede a la conclusión de la obra, realizada de forma brillante por la orquesta que demostraba su afinidad y compromiso estético con esta magistral música de Beethoven.
Ante la absoluta complacencia del auditorio y las tensiones habidas a lo largo del concierto, Antonii Baryshevskyi tocó dos bises a su vez de contrastados dinamismos; el fogoso Estudio Op. 10 núm. 12, “Revolucionario” de Federico Chopin, del que extrajo toda su apasionante forma, y Agnus Dei del compositor ucraniano afincado en los Países Bajos Maxim Shalygin, con el que dejó una acentuada impronta meditativa desde su planteamiento minimalista inicial.
Con un gesto más espontáneo y distendido, el maestro Gustafsson se dispuso a conducir la Cuarta Sinfonía, Op. 60 que ocupaba la segunda parte del programa, obra que Robert Schumann llegó a imaginar como “una esbelta doncella griega entre dos gigantes nórdicos”, pensando en la revolucionaria Heroica y en la providencial Quinta. Sacando el máximo partido a la orquesta ADDA-Simfònica planteó el Adagio que introduce la obra con una especie de carácter premonitorio de cierto aire trágico, hasta encontrarse con el excelso despertar del Allegro vivace consecuente, página propicia para disfrutar de las excelencias de la formación alicantina, que expandía su sonoridad con verdadera complacencia, dejando un grado de convicción y compromiso con la obra digno de admiración.
El Adagio fue todo un portento de expresividad desde la forma de repetir su insistente ritmo inicial hasta el canto de la cuerda concretando el reflexivo tema principal antes de dar paso al lírico pasaje que protagonizó el clarinetista Jaume Ivorra desarrollando una expresividad verdaderamente digna de encomio que dejaba patente la gran musicalidad que detenta este instrumentista, que desencadenó con su acción el esplendor de la sección de viento madera de esta orquesta. El director quiso presentar la coda que cierra este movimiento generando un efecto atmosférico que predisponía al contraste que iba a significar la llegada del Allegro vivace, en el que su aire de danza generaba una sensación estimulante en el oyente que percibía de nuevo la excelencia de los vientos en el primer trío, aspecto que cuidó magistralmente el maestro Gustafsson serenando un poco el tempo en su repetición, lo que aumentaba el efecto de reafirmación que pretende el compositor. La interpretación rubricó su excelencia en el vertiginoso Allegro ma non troppo que cierra la sinfonía ante el énfasis expresivo que imprimió el director a su aire de perpetuum mobile en el que la cuerda brilló en afinación, conjunción rítmica y homogeneidad dinámica en su función de irremediable impulsora de toda la orquesta. La coda significó el momento culminante de la velada ya que el director convirtió su preciso análisis y goce emocional en una controlada explosión orquestal de singular belleza.
Con un acertado criterio, Joachim Gustafsson contrastó las tensiones musicales del genio de Bonn con una excelente versión del famoso Intermezzo de la ópera Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni que, como bis, sirvió de delicado bálsamo para el auditorio, volviéndose a disfrutar aquí de la sección de cuerda de la orquesta ADDA-Simfònica al ofrecer una vibración de enorme sentimiento.
José Antonio Cantón
ADDA-Simfònica Alicante
Solista: Antonii Baryshevskyi (piano)
Director: Joachim Gustafsson
Obras de Ludwig van Beethoven
Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA). 28-II-2025
Foto: Cartel del concierto / © ADDA