Aunque Ernani o el honor castellano no es una de las óperas más representadas de Verdi, el Palau de Les Arts ha procedido correctamente al “estrenarla” en el coliseo valenciano, con un sensacional montaje. Estas óperas que permanecen en semisombra deben promocionarse, siempre que sean capolavori como Ernani.
En esta ópera Giuseppe Verdi aplicó masivamente la solita forma; esto es, la única forma esquemática o manera que tenían los compositores románticos italianos belcantistas de componer las escenas de acuerdo con el aumento de la tensión dramática, partiendo desde el Recitativo, pasando por el Aria, agregando gas al decurso argumental con el Tempo Mesto o Agitato, desembocando en la brillante Cabaletta y, sólo si la escena finaliza uno de los 4 actos (en este caso), un Finale apoteósico contando con el concurso del coro. Ese secreto que el genio de Busseto le confió a su amigo Abramo Basile, había sido fraguado por Rossini y Bellini. En Ernani hay muchas escenas rematadas por el coro, y no siempre están ubicadas en los finales de los actos.
La dirección escénica de Bernard resolvió bien los movimientos de las masas delante de patas y bambalinas. La escenografía, muy esquemática, de bajo presupuesto seguramente, aunque resultona. Colgar del techo las distintas arquitecturas para componer el atrezzo fue una idea ingeniosa. También fue ingenioso que, en el Acto IV, debajo de la mesa en donde se celebraba el banquete nupcial estuviese el ataúd, alusivo al trágico devenir de Ernani. Los vestuarios, muy poco imaginativos. Agregar unas gafas con forma de corazones y lentes bermejas a la doncella de Elvira, Giovanna, es una horterada, una excentricidad fuera del contexto temporal de la ópera. La iluminación, pobre, mediocre.
La interpretación musical, espectacular. El tenor Piero Pretti nos ofreció una genial versión de Ernani. El sardo es un cantante verdiano de los de antes, de las grandes voces de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, más capacitado para el pathos que para las finezas líricas. La soprano norteamericana Angela Meade es descomunal en todos los aspectos.
El papel de Elvira es ideal para una soprano dramática, perfilado maravillosamente bien por la cantante de Centralia, merced a unas gamas graves que hacen temblar a cualquiera, unas medias tintas muy expresivas y agudos impresionantes, disparados a cañonazos, un poquito rígidos en ocasiones. Con su vibrato empastó las gamas a piacere. El barítono Franco Vasallo causó una honda sensación en el público. El milanés está en el momento más dulce de su vida artística. Su manera de cantar lo hacen más apropiado para la tipología del barítono dramático que para la del barítono lírico. Sus impactantes agudos le confieren tintes amenazantes y sombríos al regio papel que interpretó, nada menos que el César Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano-Germánico. Brilló en su aria del Acto III. El bajo ruso Evgeny Stavinsky cantó con solvencia el malvado papel de Don Ruy Gómez de Silva. Una voz rotunda asistida por un fiato aceptable.
La Orquestra de la Comunitat Valenciana y el Coro de la Generalitat Valenciana rayaron a gran altura. La batuta milanesa de Michele Spotti tiene una musicalidad envidiable, dirigiendo a los músicos del foso y a los cantantes en escena, y bailando algunas cabalettas. Si se nos permite el juego de palabras, su apellido debería ser, más bien, Spottifino.
Francisco Carlos Bueno Camejo
Palau de Les Arts de Valencia
Ernani, de Giuseppe Verdi
Piero Pretti, tenor (Ernani); Franco Vassallo, barítono (Don Carlos, Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Romano-Germánico); Angela Meade, soprano (Elvira); Evgeny Stavinsky, bajo (Don Ruy Gómez de Silva); Laura Orueta, soprano (Giovanna); Matheus Pompeu, tenor (Don Ricardo, escudero de Don Carlos); Javier Castañeda, bajo (Yago, escudero de Gómez de Silva)
Dirección de escena: Andrea Bernard. Escenografía: Alberto Beltrame. Vestuarios: Elena Beccaro. Iluminación: Marco Alba
Orquestra de la Comunitat Valenciana. Cor de la Generalitat Valenciana. Dirección musical: Michele Spotti
Foto © Mikel Ponce