Bajo el epígrafe de Proyecto Brahms, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria ofreció el Segundo Concierto para piano de hamburgués con Rudolf Buchbinder y Karel Mark Chichon, como continuación del Primer Concierto para piano interpretado la pasada temporada, a sugerencia del pianista austriaco, que había quedado muy satisfecho del resultado. Lo obtenido en esta ocasión mantuvo el excelente nivel previo.
Tras un anecdótico y sorprendente despiste inicial en la entrada del piano, Buchbinder volvió a mostrarse como un experto en el gran repertorio centroeuropeo. Su lectura estuvo presidida en todo momento por el equilibrio y la sencillez, en los tempi, relajados pero distantes de lo moroso como de lo arrebatado, en el equilibro sonoro obtenido entre ambas manos, sin ocultar el importante trabajo de la mano izquierda en el registro grave tan exigido en Brahms, o en la serena madurez que presidió toda su interpretación, evitando los pasajes atropellados y los sonidos destemplados en los momentos de mayor virtuosismo, luciendo de un sonido redondo y bien proyectado, incluso en los episodios de mayor densidad orquestal.
Excelente la flexibilidad de Chichon dejando cancha libre al solista, sin notorias disparidades de tempi o fraseo, con una Filarmónica de Gran Canaria de texturas bien aireadas que permitían la escucha del solista en los grandes tutti. Impecable el cellista Iván Siso en los amplios solos del tercer movimiento, aunque aquí para mi gusto Buchbinder se mostró demasiado comedido, en un excesivo segundo plano por momentos casi inaudible.
El programa se había iniciado con la Sinfonía nº 8 de Beethoven, en la línea del Beethoven históricamente informado de Chichon, de tempi vivos, acentuación muy marcada y escaso vibrato, destacando con seguridad las grandes líneas de tensión y distensión, con esos fortes abruptos que son marca del de Bonn. Remarcables el carácter lúdico obtenido del scherzo y el marcado aire de danza, algo trasnochada para la época, del minueto.
La claridad de planos, en la que el Beethoven de Chichon tiene una de sus señas de identidad, resultó comprometida en el primer movimiento, donde no siempre se consiguió el deseado equilibrio entre cuerdas y vientos, o entre las diferentes secciones de la cuerda, a lo que se sumó un timbal que en sus intervenciones emborronaba la sonoridad general, algo que afortunadamente se controló en movimientos posteriores.
Juan Francisco Román Rodríguez
Rudolf Buchbinder, piano.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Karel Mark Chichon.
Obras de Beethoven y Brahms.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.