Como el proyectado concurso de dirección de orquesta Martin Chirino, que organizaba la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, se suspendió al menos durante este año, para cubrir el vacío la OFGC programó un nuevo concierto de abono que asumió su titular Karel Mark Chichon.
Ante la premura de tiempo Chichon confeccionó un programa con piezas que ya había ofrecido al frente de la orquesta en temporadas pasadas, resultando una velada atractiva que giró en torno a los Ballets Rusos de Diaghilev, con el morbo añadido de comprobar si las interpretaciones mejoraban lo ofrecido anteriormente. La velada se inició con el Capricho español de Rimsky-Korsakov, en una lectura vitalista y muy contrastada que prácticamente igualó la ofrecida previamente.
Con la Suite de 1919 del Pájaro de fuego no hubo tanta suerte, El sentido del color y la pulsación rítmica estaban ahí, pero faltó depuración sonora, empaste y sobraron pequeñas imprecisiones que denotaban una posible premura en los ensayos. Con la Segunda suite del Sombrero de tres picos se volvió a levantar el vuelo con un Chichon que ama el repertorio español, ofrecido con garra y salero, delicado en la danza de los vecinos, de rítmica muy marcada en la Farruca del molinero, implacable el acelerando final y exuberante y orgiástico en la Jota conclusiva sin descuidar el equilibrio de los innumerables planos sonoros.
Cerró la velada el Bolero de Ravel, en una lectura más refinada que la ofrecida la pasada temporada, sin fallos ostensibles en los innumerables solos y con un crescendo mejor realizado, aunque creo que la batuta todavía no ha llegado a su límite con esta pieza, pudiendo graduar todavía con mayor sutileza el gran arco sonoro que la conforma y la fusión de los distintos timbres solistas que Ravel amalgama con mano maestra para obtener sonoridades poco frecuentes.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Karel Mark Chichon.
Obras de Rimsky-Korsakov, Stravinski, Falla y Ravel.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.