El tercer concierto del abono de Otoño de la OSCyL en su sede, de nuevo dispuesto con todo tipo de medidas de seguridad sanitaria, tuvo notables circunstancias que lo hicieron especial. Primero por su dedicatoria In memoriam Stefan Zabek, profesor de violín durante 11 años en la Orquesta. Segundo, por el propio programa en sí, que comenzaba con una primicia para el conjunto: Sinfonía de cámara nº 1, op. 9 (1906) de Schönberg, hecha a imagen y semejanza de la Serenata nº 2, en La M., op. 16 ( revisión de 1875) de Brahms. Y tercero, por la presencia como Director invitado del portugués de 31 años Nuno Coelho, ganador del Concurso de Cadaqués 2017, con G. Dimchevski como concertino invitado.
Nos hubiera gustado más iniciar con Brahms, modelo, seguido de Schönberg, nueva visión; pero quizá se sigue temiendo despedir con lo contemporáneo, que ya no lo es tanto. El caso es que la Sinfonía abrió el concierto, mostrando la culminación de la 1ª etapa compositiva del autor, que respetó mucho todo el histórico musical anterior y, en particular a Brahms, a quien consideró no un conservador como se le tildó en su tiempo, sino alguien que abrió muchos campos en color y tímbrica, defendidos con gran integridad personal tal y como él mismo hizo con sus novedades. Le llamó la atención la 2ª Serenata por su original orgánico para el género, en el que prescinde de violines, trompeta y timbal, asumiendo básicamente las melodías la sección de vientos, lo que otorga un color especial al sonido quasi sinfónico que él mantiene, además de hacerlo con los mismos exactos 5 movimientos, que plantea en continuidad, misma duración total y carácter afable de la obra con cuerda completa.
Nuno Coelho la leyó muy bien, con dominio, claridad y energía, atendiendo a los contrastes dinámicos, de ritmo y tiempo, movidos en la ambigüedad tonal con que se desarrolla. El Allegro moderato inicial tuvo bellos momentos en densidad y excelente juego tímbrico en los vientos como en el quinteto de cuerdas; los dos movimientos centrales que Schönberg introduce en la forma sonata condensada de Liszt y Schubert, tuvieron gracia apropiada en el Scherzo vivace y color más íntimo en el Adagio, rematando el Rondó final con mucho brillo en el sonido. Fue una versión muy afortunada para todos.
Brahms, afirma su posibilidad como compositor futuro de Sinfonías, con esta Serenata nº 2 que dedicó a Clara, enviándole 3er. y 4º movimiento como regalo de cumpleaños, cuya opinión muy favorable acabó por convencerle. La lectura de Coelho también fue buena, tal vez un poco más de profundidad en el casi religioso Adagio central (el La m. así lo exige) la hubiese redondeado aún más, por contraste con la jovialidad de inicio, la intención del Scherzo (en Do M.), la belleza del Trío en Si # m. (muy bien oboe, flautas y fagotes) del Quasi menuetto (Re M) donde los vientos fueron protagonistas melódicos, y vuelta al La M. inicial en precioso tema del oboe en el Rondo. Allegro final, con exultante orquesta y flautín y premio para la preponderante labor de las violas en su papel de 1ª cuerda, superando todos el difícil ajuste acrecentado por la obligada distancia sanitaria entre músicos.
Una 3ª noche de repetición del interesante y grato programa, con un Director entregado que apunta alto y al que la moderación que se gana con la edad, limará algún exceso gestual e irá dando peso al buen criterio que ya muestra y que le conecta bien con músicos y público.
José Mª Morate Moyano
Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Nuno Coelho
Obras de Schönberg y Brahms
Sala sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid