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Crítica / Savall y Le Concert des Nations, el barroco bien entendido - por Gonzalo Roldán Herencia

Granada - 02/07/2021

El Festival de Granada vuelve a recibir este año a Jordi Savall, uno de los artistas de música antigua que lo ha visitado en más ocasiones desde que, hace cincuenta y cinco años, hiciera su debut como viola de gamba en un recital de Victoria de los Ángeles junto al grupo Ars Musicae. En esta ocasión dirige a Le Concert des Nations, la formación que fundó en 1989 y con la que ha regalado al mundo de la fonografía magníficos registros que hoy en día se consideran de referencia dentro de la interpretación historicista.

Jordi Savall es una de las figuras claves en estudio y difusión de la música antigua, a la que lleva dedicándose seis décadas con criterios musicológicos bien entendidos. Sus programas suelen estar diseñados con una intención estética o semántica, un hilo conductor que los convierte en coherentes y atractivos. En esta ocasión, bajo el título “Los elementos y las furias” escogió tres obras relacionadas con la representación de la naturaleza y la expresión retórica de los afectos: Los elementos de Jean-Féry Rebel, la Música acuática de George Frideric Handel y Don Juan de Christoph Willibald Gluck. Estas tres obras guardan varias características en común, aparte de la lógica coetaneidad de sus autores, como son su disposición según el esquema de una suite o la estética tardobarroca de todas ellas, quizás más matizada por un estilo preclásico en Gluck. A ello se une el trasunto que en ellas se hace de los elementos como principio básico de la vida, dentro de un contexto desacralizado propio del siglo de las luces.

En todo el concierto destacó la inigualable calidad del sonido de Le Concert des Nations, pese a la dificultad de tocar con instrumentos históricos, y el acierto en cuanto a criterios interpretativos de su director. Jordi Savall acometió cada obra con una visión clara y bien definida en lo que a la agógica y la dinámica barrocas se refiere, compensando o subrayando aquellos elementos de tempo y matices que le convenían para definir el discurso musical y ofreciendo una versión de las obras de gran belleza y coherencia histórica.

La primera pieza del programa, la suite del ballet Los elementos de Jean-Féry Rebel, juega con el contraste de los tempi y con la introducción de motivos asociados a cada elemento, recursos que el autor utilizó para sorprender, e incluso quizás provocar, a la audiencia de la Francia de Luis XV. Se abre con “El caos”, preludio concebido por Rebel como una suma de disonancias que aparece hasta siete veces y que resuelve en una consonancia perfecta solo al final del movimiento. Savall equilibró los efectivos tímbricos de Le Concert des Nations y creó un sonido orgánico en todo momento, incluso en los momentos iniciales de la obra en los que se busca ese clúster sonoro, que fue preciso y potente, algo digno de mención pues todo músico sabe que no hay nada más difícil de afinar que la disonancia.

Como segunda obra del programa se puso en atriles la primera suite de la Música acuática de George Frideric Handel, que estaría relacionada anecdóticamente con el elemento agua por haber sido escrita para su interpretación durante un paseo fluvial por el Támesis de Jorge I de Inglaterra en 1717. Nuevamente, la clarividencia de Savall en la concepción de la partitura y la belleza del sonido de su orquesta gustaron por su dinamismo y frescura. Pese a la dificultad que supone afinar los instrumentos naturales de viento al aire libre, las trompas y trompetas solventaron con éxito tan difícil prueba de fuego, y el empaste y musicalidad de las cuerdas completaron una versión muy acertada.

Cerró la velada la suite del ballet Don Juan de Christoph Willibald Gluck, que está articulada en una sinfonía introductoria y dieciséis números. Esta obra de 1761  supuso una primera colaboración del compositor con el poeta y libretista Rainiero de Calzabigi y con el coreógrafo Gasparo Angiolini, antes de concebir al año siguiente la monumental ópera Orfeo ed Euridice. En ella Gluck explora el alma humana en la figura del libertino, y representa sus contradicciones utilizando el contraste como elemento expresivo, cualidad que Savall supo traducir minuciosamente. A lo largo de su interpretación se hizo evidente la perfecta sintonía de los componentes de Le Concert des Nations, que aúnan timbres tan íntimos como la flauta dulce o la tiorba con la potencia de los metales o el sonido empastado de las cuerdas frotadas. Cada número estuvo en el lugar justo tanto en rítmica como en discurso melódico, invitando a bailar y saltar o a reflexionar en función de su naturaleza. Como conclusión del ballet se interpretó el animado y conmovedor allegro non troppo Las furias, danza que luego albergaría el segundo acto de Orfeo ed Euridice.

El público asistente, puesto en pie y entusiasmado con la música ofrecida por Le Concert des Nations, hizo retumbar el Palacio de Carlos V. Un  agradecido y locuaz Jordi Savall respondió tal acogida regalando varias obras fuera del programa: en primer lugar se tocó la Contradanse très vite perteneciente al drama Les Boréades de Jean Philippe Rameau; le siguió una vívida versión de la Bourrée d’Avignonez, pieza anónima que fue interpretada en 1600 con motivo del nacimiento del delfín de Francia, futuro Luis XIII, y que recuperó Philidor d’Aîné en su antología de 1690; y, pese a que Savall ya se había despedido con la precedente propina, la insistencia de los aplausos y el calor recibido del público granadino conmovieron sus afectos para que regalara, esta vez sí como cierre, otra bella danza de Les Boréades de Rameau.

Gonzalo Roldán Herencia

 

70 FESTIVAL DE GRANADA

Programa: Jean-Féry Rebel, Les Éléments (Los elementos); George Frideric Handel, Música acuática: Suite I en Fa mayor; Christoph Willibald Gluck, Don Juan, convidato di pietra.

Le Concert des Nations

Director: Jordi Savall

Fecha y lugar: Palacio de Carlos V, 30 de junio de 2021

 

Foto © Festival de Granada | Fermín Rodríguez

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