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Crítica / Satélites para quinteto de viento - por Luis Mazorra

Madrid - 19/01/2022

La frescura, diríase que "mediterránea" de Summer Music, "veraniega" por titular, de Samuel Barber dio comienzo al concierto del quinteto Aulos Madrid, cuyos miembros se citan bajo estas líneas, en el ciclo de cámara y polifonía auspiciado por la propia Orquesta y el Coro Nacionales de España en el Auditorio Nacional de Música: Satélites.

Barber demostró aquí bastante más que conocimiento del lenguaje instrumental del quinteto de viento, ni tan siquiera el destilado post-impresionismo que desarrolla: inspiración, sensualidad, delicado toque técnico y sutileza. Música al fin y al cabo, dirán ustedes. Pues sí, bien versada de inicio, por este quinteto de la Nacional.

Quinteto en forma de chôros de Heitor Villa-Lobos añadió, o sustituyó si quieren verlo así, alguno de aquellos ingredientes, con pulso más firme y comprometido con la modernidad, mayor riesgo con todo lo que ello conlleva para la partitura y para su versión. Un contrapunto a la amable visión anterior.

Un brillante final, con complejidad rítmica perfectamente ajustada por Aulos Madrid, se remató en incisivos unísonos.

Mayor optimismo, entrecortado eso sí, en el lúdico Preludio de la Suite tripartita de Gunther Schuller. Blues y Toccata mantuvieron, con sus espíritus respectivos y cómoda brevedad compositiva, el mismo tono... lúdico y relativo "stravinskismo"... más literal o "primaveral" que "veraniego".

La pianística Sevilla del ilustre paisano de la citada capital andaluza Joaquín Turina, en arreglo para quinteto de su nieto compositor José Luis, arrancó la segunda parte de este concierto. Del nacionalismo brasileño de Villa-Lobos, al hispano de uno de sus más destacados representantes, quizás el que muestra mayor ingenio: Turina.

El episodio central Jueves Santo a medianoche, dadas sus especiales características de sublimación al teclado del piano del "desfile de una cofradía por una callejuela", ya arreglado en variadas ocasiones para otras formaciones, pareció devolver por momentos, los más descriptivos, algo de aquella sonoridad inspiradora, en un efecto... "de ida y vuelta".

Con abierto ánimo bailable, el paulistano Julio Medaglia nos trajo aromas del sur, en su atractiva suite Belle-Époque en Sudamérica. A saber: del tango (El Porsche Negro), del vals paulista (Traumreise nach Attersee) y del chorinho (Walter’s Requinta Maluca). Optimismo a raudales pero sin aquel espíritu confuso o entrecortado de Schuller, que puede que, inicitados por la que está cayendo, obtuvo los más estentóreos aplausos de la tarde… salvando el final conjunto, lógicamente.

Y... ¿Cómo no?: Astor Piazzolla. Habitual en las propinas más aclamadas, y hoy, en programa; otro arreglo, esta vez de Jeff Scott, de su imperecedero y simbólico: Libertango.

De propina, más tango: ¡Olé, guapa! de un músico que, sin ser argentino, sino holandés, y de nombre “Arie Maasland“, fue conocido, junto a su Tango Orchestra, por el sobrenombre de: "Malando”.

Luis Mazorra Incera

 

Aulos Madrid: Álvaro Octavio, flauta; José María Ferrero, oboe; Eduardo Raimundo, clarinete; Javier Bonet, trompa; y Vicente Palomares, fagot.

Obras de Barber, Malando, Medaglia, Piazzolla, Schuller, Turina y Villa-Lobos.

OCNE-Satélites. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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