El tercer Programa de Abono de Otoño de la Sinfónica de Castilla y León en su sede, se dedicó a rendir homenaje a Camille Saint-Saëns y Pauline Viardot-García, en el Centenario de su muerte y Bicentenario de su nacimiento respectivamente pero que colaboraron en vida, siendo responsable la mezzosoprano y compositora del éxito de la ópera del autor, "Sansón y Dalila", al cantar la protagonista.
Para confeccionar esa corona doble, se contó con buenas y novedosas flores, pues hicieron su debut en la ciudad el Director Thierry Fischer (Zambia, 1957), Titular de la Sinfónica del Estado de Sao Paulo, antes en las de Utah, BBC Gales, Nagoya y Ulster; la mezzo Karina Demurova (Moscú, 1991); y el organista Juan de la Rubia (Val d'Uxo, 1982) en su 1ª vez con la Sinfónica.
El parisino abrió parte con Bacanal (Acto III, Sansón y Dalila, 1876), baile orientalizado y frenético que precede a la destrucción del Templo, con el que los filisteos celebran la captura de Sansón mediante el engaño que permite cortar su pelo, ignorantes de que, al crecer de nuevo, volverán sus fuerzas y morirán todos al derribarlo. La versión arrancó con el brillante solo del oboe, al que se sumaron flautas y clarinetes con percusión firma y poco más; fue un leer y tocar, sin incidir en las sinuosas líneas melódicas ni en el frenesí orgiástico exótico, notándose que el tiempo de ensayo y el interés del Maestro se dedicaron al resto del repertorio incluido.
Siguió una selección de Seis Canciones del amplio catálogo que dejó la también parisina Pauline Viardot-García (hija del famoso tenor y teórico del Canto español Manuel García y Joaquina Briones , hermana de la ilustre soprano María Malibrán y esposa de Luis Viardot). La moscovita Karina Demurova (1991), elegida como intérprete, mostró un importante material vocal tanto en volumen como en calidad de timbre, que maneja bien apoyado y emitido y de amplia extensión, al que dota de vis escénica y expresividad musical, con adecuada pronunciación; si hubiera que ponerle alguna tacha, diríamos que alguna esporádica acidez en el agudo, que el tiempo irá puliendo.
Eligió alguna de las esperadas: Haï Luli!, 3 estrofas de irónico texto de X. de Maistre; Serenade (Sur le balcon où te perches; o Madrid (sobre el poema de Musset Madrid, princesse des Espagnes, muy conocido también por la versión que hizo Debussy del mismo); textos de Lermontov y Metastasio se sumaron al recital. Pero hay que señalar que, con motivo del homenaje, la OSCyL encargó al compositor Marc Olivier Dupin (París, 1954), ex Director del Conservatorio de París y de Radio France, y conocido por sus bandas sonoras para audiovisuales y cine, la orquestación de estas Canciones, por lo que asistimos a su première mundial.
El trabajo es limpio, imaginativo en la tímbrica, respetuoso con el original y enriquece el acompañamiento pianístico de partida; en suma, un buen trabajo que Fischer entendió y aceptó muy bien, con gusto y concertando con discreción las castañuelas que subrayan las 3 piezas de ambiente español. Concertó mucho con Demurova y todos lograron un merecido éxito en el auditorio, que se vio recompensado con una magnífica sorpresa, pues añadieron el Aria más amorosa y romántica de Dalila en la ópera citada como más conocida de Saint-Saëns, la habla de su corzón abierto al amor del héroe hebreo. Fue dicha por todos con finura exquisita, redoblando el éxito anterior.
Y llegó el gran momento de Thierry Fischer, al ofrecer una lectura equilibrada, atenta, dominadora, de variada dinámica y gran expresión, de la joya sinfónica de Saint-Saëns, su nº 3, en Do m., op. 78, "con órgano" (1886), de la que él mismo dijo: "di en élla cuanto pude dar; lo logrado aquí, nunca lo volveré a lograr". Estructurada en 2 movimientos pero con 2 Secciones en cada uno, que la asemejan a los 4 de las canónicas Sinfonías románticas. Todas las familias orquestales tienen su momento importante y todas respondieron muy bien: cuerdas con unísonos nobles y poderosos y violines trabajados en el no fácil tema principal; maderas afinadas y ajustadas con las cabeceras sobresalientes; metales broncíneos con la misma cita y del mismo modo la percusión con timbal brillante y piano a 4 manos en su sitio.El órgano estuvo musical y exacto, sacando partido al instrumento dispuesto que, aun yendo bien, ni se acerca a la magnificencia que habría dado uno de tubos y aire, del que el Auditorio ya debiera disponer, haciendo realidad el proyecto del que dispone desde hace tiempo. Con todo, la versión fue excelente y todos, con el Director a la cabeza, fueron repetidamente ovacionados.
José M. Morate Moyano
Karina Demurova, mezzosoprano. Juan de la Rubia, órgano.
Sinfónica de Castilla y León / Thierry Fischer.
Obras de Camille Saint-Saëns y Pauline Viardot-García.
Sala Sinfónica "Jesús López Cobos" del CCMD de Valladolid.