El Concierto nº 3, en Re m. Op 30, de S. Rachmaninov dirigido por Paul Daniel a la Real Filharmonía de Galicia, un programa que incluía también Fairtale Poem, de Sofya Gubaidulina y la Sinfonía nº 9, en Mi b M.Op 70, de Dmitri Shostakovich. Sergei Rachmaninov en este Concierto para piano nº 3, en Re m. Op. 30, obra de plenitud en su desbordante post-romanticismo, consagrado en el concierto para el teclado que le precedió, confirmando la absoluta fe en los recursos que manejaba, en años en los que las músicas de mayor prestancia, apostaban por distintos horizontes.
El pianista Denis Kozhukhin, garante por su solvencia procedente de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, tras ampliar fundamentos con D. Bashkirov y C.Martínez Mehner y seguir masters con maestros como Boris Berman, Kirill Gerstein, C.Rosen o Andreas Steier, fue el elegido para ofrecernos una lectura de resolución fundamentada.
En esta obra, nos ofrecía un definitivo planteamiento de intenciones, que a la altura de finales de 1909, sedujo a los entusiastas aficionados con el autor como protagonista y bajo la dirección de Walter Damrosh, en esa etapa neoyorquina, consiguiendo ampliar con creces la plantilla orquestal. Un Allegro non tanto, que se decidía por un destilado quintaesenciado de la impregnación ortodoxa, aspecto que encontraremos en otras obras suyas. El juego de continuas modulaciones, presumía el verdadero atractivo, en las que el teclado se reservó la palabra final, gracias a los acordes alternados por ambas manos. La candeza, reafirmaba la dificultad de ejecución, cara a un diluido decrescendo.
El Intermezzo que no desdecía la pura inspiración, por un cuidado melodismo, tan apreciado por el autor, a veces en exceso, y que en este movimiento, depende en mayor grado de los motivos musicales ofrecidos por la orquesta, en diálogo logrado con el solista de piano, en otras apetecibles variaciones, recuperando detalles expresivos procedentes del primer movimiento. Destacó en medio, el Poco più mosso, un desafiante estilo de scherzo en beneficio del piano, en línea directa al tiempo Alla breve, dominado por la pujanza rítmica y el dominio del solista en el ámbito del registro agudo. El sentido cíclico se convirtió en hilo conductor, resumiendo el tratamiento conjunto del concierto, obra intensa, de poderío sonoro, marcado por la directrices del piano, a mayor gloria del compositor.
Sofya Gubaidulina- Fairtale Poem (Cuento de hadas), 1971-, ganadora del BBVA Fronteras del Conocimiento (2017), para una artista marcada por un aura casi icónica, en su enlazamiento con una sensibilidad casi mística. Pura fascinación por su calidez, una reafirmación que se ubicaba como fuerza impulsora de creatividad, en momentos de zozobra. La ONE, le dedicó un especial Carta Blanca, en la que destacaron un par de conciertos sinfónicos: el destinado para flauta The Deceitful Face of Hope and Despair- solista Sharon Bezaly- y este Fairtale Poem. Conocida es la anécdota de su encuentro con Shostakovich, que desde sus comienzos, veló por su futuro, en un momento que rozaba el rechazo y el ostracismo.
Shostakovich y Prokofiev, fueron primordiales en su trayectoria artística. Aparecieron cuando estudiaba el nivel medio y superior, en años no especialmente fáciles, y menos para una joven como ella, necesitada de una mano amiga. Había sido precisamente Shostakovich, quien le confiase la seguridad de proseguir en aquella supuesta línea equivocada y será el tiempo en el que nos encontremos con obras afirmativas como esta obra, o Rumor y silencio, Luz y oscuridad, Puntos, líneas y zigzags. Veníamos de años de referencia, en los que se había manejado desde las garantías de la tonalidad, con un manifiesto sentido del ritmo y un analítico manejo de la polifonía, para proseguir en el ámbito de las expansiones tímbricas y tanteos en el serialismo.
Dmtri Shostakovich con la Sinfonía nº 9, en Mi m. M. Op. 70, de año de terrores y espantos y en el que aceptaba la urgencia de encontrar un buen texto al que añadir partes para coro y orquesta, incluyendo solistas. La sinfonía tendrá su estreno en la entonces Leningrado, en noviembre de 1945, aunque en definitiva no resulte una obra grandilocuente en lo relativo a extensión y contenido, consecuencia de un trabajo meditativo y austero, a partir de apuntes esquemáticos para cada movimiento. El primero, breve y de apenas cinco minutos-contrapuesto a la larga extensión de primeros tiempos de sinfonías anteriores-, manifiesto por ese sentido de un humor críptico y sencillo, propuesto en un primer tema posiblemente emparentado con una sinfonía anterior.
El Moderato, se presentaba como lírico y de atractiva belleza, dependiente de su ansiada sencillez, destacando en especial por momentos aislados, que ayudaban a imaginar su perfecto dominio en las formas camerísticas, en especial en los cuartetos de cuerdas. Fue el clarinete quien nos puso en materia, secundado por el chelo y el contrabajo, en unísono. Sutilezas plagadas de matices armónicos y cromáticos, en una especie de intermezzo, de los movimientos primero y tercero. Tres movimientos, para el final, en un encadenamiento claramente expresivo y aspecto de la influencia que persiste de la sinfonía anterior. Un scherzo obsesivo y no muy extenso, seña de identidad de la obra, para ceder a un Largo igualmente breve, nacido como puro contraste, y poco acorde con el resto de los movimientos de la obra. El recitativo de fagot y los episodios de los cobres, puro dramatismo, dejaría razones para el Final claramente satírico, virtud y persistencia de sus permanentes manías obsesivas.
Ramón García Balado
Denis Kozhukhin. Real Filharmonía de Galicia / Paul Daniel.
Obras de S.Rachmaninov, S. Gubaidulina y D.Shostakovich
Teatro Afundación, Vigo
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela