Un programa de concierto de resuelta traza inaugural el que presentara los Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid en su arranque de temporada en un Auditorio Nacional con muy buena entrada. Un programa que combinó una obra no demasiado frecuente del repertorio sinfónico-coral: la Misa en tiempos de guerra –“in tempore belli”- de Franz Joseph Haydn, con el tácito empaque aguerrido, también, de la: Sinfonía “del Nuevo mundo” de Antonín Dvořák. Una obra romántica incombustible, parcialmente “fusilada”, al menos en carácter, por populares bandas sonoras del cine más comercial y exitoso, y otrora, sintonía habitual.
Un plan a priori ganador para el que no se puede menos que gritar aquello, algo anticuado -ya no se escucha ni en los estrenos, que sería lo suyo-, de: “¡Que salga el autor…!” Bueno… será que resucite… aunque, a decir verdad, vivos siguen ambos -Haydn y Dvořák, me refiero-, al menos a tenor de su frecuente programación y las demostraciones de entusiasmo, como la de esta ocasión, que sus obras, algunas en verdad insistentes, siguen suscitando.
Aparte del elenco orquestal y coral, el cuarteto vocal solista con que contara para la Misa, el director, titular de la agrupación, Víctor Pablo Pérez, fue: Eugenia Boix, soprano, Anabel Aldalur, mezzosoprano, Gerardo López, tenor, y Sebastià Peris, barítono. Todos ellos mostraron un solícito y conforme ajuste a esta versión de la Misa de Haydn. Con voces remarcables. Una Misa que presentó así una lucida y dinámica apariencia de la que fue protagonista el propio coro, eso sí, contando con los dilemas técnicos instrumentales propios de la desenvoltura de su autor y algún que otro solo en atriles de distinguido sello tímbrico. Compromisos técnicos y vivaces articulaciones que se solventaron desde el podio con aliento unitario y atento fraseo.
Similar disposición con la que se afrontara, después, una obra ciertamente alejada, estéticamente al menos: la citada Novena sinfonía del compositor bohemio. Aquí, la estrategia envolvente rodeó con los movimientos extremos, especialmente por un decidido movimiento final, los movimientos intermedios que manifestaron así su, también, comprometedora continuidad sinfónica con alguna que otra entrada y flexibilidad de tempi, desiguales o ásperos. Por lo demás, en lo sinfónico, un correcto deslinde estructural y desarrollo formal.
Ocasión, pues, festiva, resuelta en consonancia, con un programa ciertamente agradecido, sin alardes impostados, y aspiración, hechura y resolución inaugurales.
Luis Mazorra Incera
Eugenia Boix, soprano; Anabel Aldalur, mezzosoprano; Gerardo López, tenor; y Sebastià Peris, barítono. Orquesta de la Comunidad de Madrid / Víctor Pablo Pérez.
Obras de Haydn y Dvořák.
ORCAM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto: Eugenia Boix, soprano.