Una luminosa versión de “la” Novena sinfonía “coral” pudo escucharse en el remate navideño, casi ritual, de la programación en el Auditorio Nacional de Música, de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Una versión dirigida por Nicola Luisotti con lucida brillantez instrumental y vocal, que acentuó con desahogo, brío y carácter, las contrastantes dinámicas dominantes en esta partitura universal de Beethoven. Una versión categórica y pujante, brillante en todos sus frentes, al margen, pues, de otras lecturas menos enfáticas o introspectivas.
Además, una eficaz dosificación acumuló aquellas tensiones, lógicamente, en los movimientos extremos, los más innovadores y generosos en duración, y de pródiga envergadura acústica; especialmente en el último de ellos, el celebérrimo movimiento “coral” -propiamente dicho-.
Un acopio energético, estimulante, bien cincelado desde el podio, que dejó una impresión de factura holgada, contundente y, en cierta medida, también, personal, dados los vientos más o menos sesudos, “autenticistas”, revisionistas, económicos o caprichosos, que a menudo soplan en los podios -y en los despachos-. A todo ello colaboró notablemente, en su momento, la agrupación coral Intermezzo, coros a la carta, que acrecentara y cerrara vocalmente en su celebérrima Oda a la alegría, el ímpetu y volumen de aquella versión.
Casi se diría, pues, que una reivindicación. Una reivindicación más centrada en la dinámica sinfónica de la continuidad de su potencial masivo, que en el solista, pero a la que respondió igualmente, sin acusados altibajos acústicos, el cuarteto vocal dispuesto a la sazón: Rebecca Evans, Susana Cordón, Airam Hernández y José Antonio López.
Toda una experiencia musical y emotiva, la transmitida a las órdenes de Luisotti, en andas del esplendor instrumental y vocal puesto en sus manos. Un director cuyo desempeño combinó así, sin fisuras, los tenaces y rotundos rasgos que se le presumen a esta página inmortal, con una madurada, dosificada y perfilada articulación estructural de todos sus movimientos; con especial atención, a este respecto “equilibrante” del conjunto, de su columna vertebral sinfónica: el Adagio molto e cantabile.
Luis Mazorra Incera
Rebecca Evans, soprano; Susana Cordón, mezzosoprano; Airam Hernández, tenor; y José Antonio López, bajo.
Orquesta Sinfónica de Madrid / Nicola Luisotti.
Novena Sinfonía de Beethoven.
OSM. Auditorio Nacional de Música. Madrid.
Foto: Nicola Luisotti (foto de Cory Weaver).