Normalmente la ciega (sorda, más bien…) mitomanía hace que ciertos nombres, ya consagrados por los medios, se les dé patente de corso. No fue, ni muchísimo menos, el caso de Kent Nagano en su convincente presentación al frente de la Orquesta y Coro Nacionales de España.
Un director de los de vitola especial que se desempeñó como tal pero, a su vez, entregado a la causa. ¡Y qué causa! Nada menos que una sobresaliente creación de Haydn: “La” Creación.
Un concierto intenso en todo lo que hace disfrutar sensorial e intelectualmente una obra de semejante calibre (musical en principio, pero con bastantes más perfiles, desde los dramáticos a los culturales, religiosos, filosóficos o antropológicos…).
Suelo destacar aquí la eficacia, control y fluidez desde el podio, la versatilidad a la hora de plasmar una partitura e incentivar el desempeño de todos los músicos copartícipes en esta ardua empresa, y es verdad que estas cualidades, a veces, no se aprecian con suficiente justicia en un mundo tan “teatral” (que diría Calderón… o tan “fake”, que dirían otros ahora…), pero, por encima de todo ello, de estos reflejos y continuidad técnicos, está el dominio del lenguaje y la estética.
Una cuestión para la que se precisa, invariablemente, de aprovechamiento en la veteranía. Cualidades que fueron la tónica de una dirección ejemplar esta tarde de convulsa primavera madrileña.
O, mejor aún, una dirección con una consecuencia musical…, tangible…, una interpretación del (recurrente y hasta popular) oratorio La creación de Haydn, de un modélico nivel mantenido.
Bien es verdad que colaboraron a todo ello, con generosa disposición, el nutrido grupo orquestal y vocal pertrechado frente a él y preparado para tal fin.
Una obra eminentemente coral, eso sí, pero con sus figuralismos y genialidades armónicas propias de un versado sinfonista, y, también, con sus solistas.
El trío solista de esta ocasión, Marie-Sophie Pollak, Christoph Prégardien y Simon Bailey, presumió de principio a fin, de una amplitud dinámica holgada frente al resto del elenco. Una amplitud que no precisó en momento alguno de mayor proyección para sobreponerse a la orquesta o al coro mismo. Una propiedad acústico-musical básica en este tipo de obras y en este tipo de salas sinfónicas, donde la magnificencia se impone a otro tipo de sutilezas (también presentes en aquilatadas “diócesis”).
La partitura destaca a la postre las partes extremas, barítono-bajo y soprano (Adán y Eva, en su tercera y última parte) y así se destacaron esta tarde.
Una gran obra de un Haydn que gozaba de una espléndida última madurez, en manos de un gran director que unía a aquella veteranía, una oportuna entrega in situ, natural autoridad y preciso savoir-faire: Kent Nagano.
Luis Mazorra Incera
Marie-Sophie Pollak, soprano (Gabriel y Eva); Christoph Prégardien Tenor (Uriel); Simon Bailey Bajo-barítono (Rafael y Adán) y Marta Caamaño (contralto en el cuarteto solista final).
Orquesta y Coro Nacionales de España / Kent Nagano.
La Creación de Haydn.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.