Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Reconocimiento al talento y esfuerzo de los jóvenes intérpretes - por José Antonio Cantón

Alicante - 23/03/2025

De acuerdo con la intención de fomentar y diversificar la difusión de la música clásica, la Sociedad de Conciertos de Alicante ha organizado un año más en el salón de Actos del Conservatorio Superior de Música Óscar Esplá de dicha ciudad el que ha sido el XL Premio de Interpretación con el mecenazgo exclusivo de la prestigiosa clínica oftalmológica Oftalvist que, en palabras de su Director Médico Nacional, el Dr. Pedro Tañá, apuesta por patrocinar iniciativas que impulsen la cultura y el arte como así ocurre en este certamen. De un total de veinticinco candidatos, siete jóvenes intérpretes en el umbral de su carrera profesional han sido seleccionados para su fase final dedicados a distintas especialidades; cuatro pianistas y un concursante por cada una de las disciplinas de canto, saxofón y acordeón. El fallo del Jurado ha sido complicado de decidir dada la calidad de los participantes.

Entrando en una somera valoración artística de la actuación de cada uno de ellos hay que considerar la excelente intervención de la soprano moldava Andrea Braga que supo adaptar la densidad de su carácter vocal a arias de marcada ligereza expresiva como Donde lieta usci de Mimí y Quando m’en vo de Muzetta, ambas pertenecientes a la ópera La Bohème de Giacomo Puccini con el inestimable acompañamiento de la pianista georgiana Tsisana Kikabidze, que asumió su función con eficacísima musicalidad facilitando el que la cantante obtuviera una mención especial.

Este mismo galardón le fue otorgado al pianista alicantino Juan Rodes Pintor que se presentaba con dos obras de sobrada enjundia; la Segunda Sonata (The Fire Sermon) del compositor finés Einojuhani Rautavaara y la Fantasía del caminante, D 760 de Franz Schubert. En la primera, mostró el extraordinario mecanismo que contiene esta composición de extremado virtuosismo técnico. En la segunda, se adentró en el sublime ingenio melódico de las transformaciones temáticas de la cíclica arquitectura formal de sus cuatro movimientos fundidos en uno, de manera especial en su Adagio sacando el carácter liederístico de su canto. Este joven pianista se encuentra en la encrucijada de encontrar un magisterio que potencie sus mejores cualidades, que son muchas, dada la proyección artística que demuestra en este importante momento de su carrera.

El segundo premio recayó en la acordeonista cántabra Sofía Ros González que se presentaba con cinco piezas de variado estilo que le sirvieron para que pudieran ser apreciadas las posibilidades de su instrumento. En la primera, Le Cyclopes de Jean-Philipe Rameau imitó la sonoridad del clave en la manera de entrecortar sistemáticamente el impulso del fuelle. Con la Catedral destruida, que compuso el checo Václav Trojan en 1958 y que desde entonces en una de las piezas más importantes de este particular repertorio, propuso ese sentido neoclásico que dio a su interpretación que llevaba al oyente a pensar en el órgano francés del siglo XIX. Tres obras más completaron su programa destacando su versión de la Campanella de Niccolò Paganini siguiendo las pautas de adaptación al teclado propuestas por Franz Liszt. Con cadencioso tempo expresó los secretos de esta esplendente pieza en toda su magnitud, rompiendo el sistemático maltrato al que está sometida por los pianistas en aras a demostrar un superfluo mecanismo. La proyección artística de esta singular intérprete está llamada a ocupar un excelso lugar entre los especialistas en su instrumento dentro del panorama internacional. La fusión de su cuerpo con el acordeón en una sola entidad sonora hace de ella una privilegiada artista de la recreación musical.

La triunfadora de este concurso fue la pianista Oriana Larisa Kemelmajer con el Carnaval, Op.9 de Robert Schumann en cuya ejecución el jurado ha querido valorar cómo ha revelado la personalidad del compositor a través de los compases de esta obra tan representativa del piano romántico, de la que hay que destacar su Preámbulo por la impronta que dio a su discurso y el contrastado carácter de los restantes veinte pequeños retratos musicales que integran esta obra a través de sus curiosas permutaciones tonales. Con la marcha final, esta joven intérprete de origen argentino dejó patente su capacidad descriptiva desde la música, logrando las intenciones y perfiles que el compositor quiso plasmar en esta obra, hecho que significó la demostración de un destacado punto de madurez en esta pianista, cuya formación se está solidificando en los estudios que actualmente realiza en el Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona bajo la directriz del gran maestro Stanislav Pochekin, una exigente experiencia posgrado que irá clarificando su ya bastante realizada personalidad artística.

Del resto de participantes hay que destacar la sólida trayectoria del saxofonista valenciano Vicent Orón Bolós, actualmente siguiendo estudios de perfeccionamiento en la prestigiosa Academia Sibelius de Helsinki, cuyas enseñanzas en instrumentos de viento significan un grado de excelencia internacionalmente reconocido. La intervención en su actuación como acompañante al piano de la cubana Selena Cancino, profesora del Conservatorio de Murcia, supuso un impulso determinante en la calidad de su actuación.

Completaron el grupo de finalistas la pianista hispano británica Emma Stratton y su colega mexicano Marco Antonio Reyes Fernández. La primera realizó una temperamental interpretación del Allegro de concierto de Enrique Granados después de unas muy interesantes Variaciones serias, Op.54 de Felix Mendelssohn, tanto por la gravedad de su tratamiento general como, en particular, por el elegante contrapunto manifestado por ejemplo en la décima y el intenso temperamento ofrecido en la duodécima. El segundo destacó por sus curiosas aportaciones a la construcción de las Variaciones sobre un tema de Corelli, Op. 42 de Sergei Rachmaninov y por su expresividad en la técnicamente retadora suite Gárgolas, Op. 29 del compositor neoyorkino Lowell Liebermann, demostrando una notable capacidad motórica en su Presto feroce final, movimiento que debe intensificar en dinámica.

En cuanto a la organización de este evento, merece mención especial la catedrática emérita de piano Ana María Flori López, miembro de la Junta de Gobierno de La Sociedad de Conciertos de Alicante por ser desde bastantes ediciones el alma de este concurso al haber consolidado esta iniciativa de la prestigiosa institución musical alicantina, llamada a expandir su prestigio en la vida cultural de la ciudad haciendo que este certamen sea cada vez más conocido, concitando en cada edición a mayor número  concursantes, lo que lo hace muy atractivo de cara a futuros patrocinios y otros apoyos institucionales.

José Antonio Cantón

 

Foto: La pianista Oriana Larisa Kemelmajer ganó la XL Edición del Premio de Interpretación “Sociedad de Conciertos de Alicante-Oftalvist” / © Angel Yuste

200
Anterior Crítica / Urbánski sirvió modélicos nacionalismos con la OSCyL - por José M. Morate Moyano
Siguiente Crítica / Todos los mapas del temperamento: de Franz Schmidt a María Dueñas - por Justino Losada