Nada tiene que ver el Louisiana Boathouse Ensemble con el estado norteamericano bañado por el Misisipi. Este conjunto de cámara toma su nombre de un precioso museo a las afueras de Copenhagen, el Museo Louisiana, donde “reside” este Ensemble fundado en 2012 por el conocido pianista Andreas Haefliger y que combina diferentes amigos para hacer música de cámara poco conocida y en condiciones inmejorables.
Para este concierto del Liceo de Cámara del Centro Nacional de Difusión Musical, los “amigos” reunidos por el pianista fueron Martin Beaver (primer violín del Cuarteto de Tokyo desde 2002, disuelto en 2013), Cho Liang Lin (violinista de renombre, solista afamado en los ochenta y noventa, que grabó numerosos discos con CBS-Sony), Lise Berthaud (una de las mejores violistas de la actualidad) y el chelista Julian Steckel (habitual de las grandes orquestas europeas). Es decir, una pandilla de amigos que a la hora de hacer estas músicas de cámara no tienen rivales.
Y así fue con tres obras que difícilmente volverán a escucharse en Madrid, salvo Elgar, que con suerte puede volver a programarse. Primero, Slide Stride de Turnage, trepidante y sin respiro, escrita para poner a prueba la destreza técnica que, sustentada en un piano percusivo que lleva el ritmo (muy a contratiempo) y desarrollo formal de la obra, a un trepidante pulso, desafía la capacidad del oyente en soportar todo el envite sonoro. Irregular obra, pero defendida con elevada profesionalidad (con su swing jazzístico incorporado).
Otra rareza de un compositor que siempre está de moda, pero a su estilo, como es Korngold. En este caso la demasiado extensa Suite Op. 23, escrita para el manco que más música pianística “adaptada” generó en el siglo XX, Paul Wittgenstein, que perdió el brazo derecho en la Primera Guerra Mundial y que recibió obras de Prokofiev, Britten, Richard Strauss, Hindemith o ese coloso que es el Concierto para la mano izquierda de Ravel, entre otros regalos. Con la influencia cinematográfica siempre presente, el devaneo emocional de Korngold a veces irrita casi tanto como en Mahler, pero al final uno se vence ante la belleza formal, las ideas y la brillantez melódica, en especial como la hicieron el Louisiana Boathouse Ensemble con el Vals y especialmente en el bellísimo Lied, que recordó por momentos al Adagio de Barber.
La segunda parte se reservó para una música demasiado poco frecuente por su grandeza, como es el Quinteto con piano de Elgar (de 1918), obra bañada de la profundidad brahmsiana y franckiana, de ambos quintetos, con su particular enfoque melódico, de una genialidad incomparable en el colosal Moderato inicial (si usted no lo conoce, deje de leerme automáticamente y vaya a escucharlo…).
Interpretación que destacó lo mejor de cada movimiento, logrando estados de embriagadora belleza en el Moderato y el Adagio, esta vez como primer violín Cho Liang Lin, liderando un cuarteto de cuerda muy empastado para no ser un conjunto regular. Un concierto con menos público que en el reciente del Cuarteto de Jerusalén, pero fue una oportunidad para reencontrarnos con grandes músicos y músicas que rara vez volverán a estar en vivo ante nuestros ojos.
Gonzalo Pérez Chamorro
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Louisiana Boathouse Ensemble.
Obras de Turnage, Korngold y Elgar.
CNDM, Liceo de Cámara. Auditorio Nacional de Música (Sala de Cámara),
Madrid, 17 de enero de 2019.
Foto: Andreas Haefliger (foto de Marco Borggreve).