Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Puentes al romanticismo - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 11/10/2024

El ciclo de cámara y polifonía Satélites de la OCNE, trajo dos nombres de un romanticismo instrumental aún incipiente: un “romanticismo clasicista” (?!). Una eclosión técnica aparente, industriosa y “progresiva”, que empezaba ya a tener el piano como ubicuo protagonista.

El primero de ellos es conocido por su íntima vinculación a la historia del piano y, por otro lado, al clasicismo creador más genuino y transformador: Johann Nepomuk Hummel, con, además, la que se tiene como su obra más lograda para música de cámara: Quinteto con piano en Mi bemol mayor, op. 87. Una obra que demostró, un poco de menos a más, eso sí, movimiento a movimiento, aquella condición.

El segundo nombre, una reivindicación latente relativamente contemporánea del anterior, con la pianista y compositora, Louise Farrenc y su Quinteto con piano núm. 1 en La menor, op. 30.

Por cierto, ya que estamos, una sucesión en programa con apenas unos instantes de intermedio sin llegar a moverse de la butaca, con un misterioso cambio de modo, de mayor a menor, y, por si esto no fuera suficiente, en una inquietante relación de tritono (!) entre ambas tónicas: mib y la

Ambos quintetos con piano y ambos con la característica formación de aquel célebre Quinteto “La trucha” de Schubert que substituía el cuarteto habitual de cuerda (2/1/1/0) dando entrada al contrabajo (1/1/1/1, y, por supuesto, el piano). Una formación específica con un catálogo realmente limitado, pero selecto.

Un sonido, pues, poderoso, manifestado en todos sus movimientos, pero, sobre manera, en un (hoy también) magnífico Allegro agitato, final rotundo del Quinteto de Hummel, siempre sustentado (casi diríamos que orquestalmente) en la profunda tesitura, densidad y volumen del sonido del contrabajo, sobre el que, las trabadas y eficaces diabluras técnicas del piano desplegadas, de poderoso sentido armónico y cadencial, lucieron con sentido, brillantez y empaque.

Los dos infrecuentes pero gustosos y lucidos Quintetos fueron interpretados por el Ensemble Dumont, formado por: Laura Salcedo, violín; Lorena Otero, viola; Josep Trescolí, violonchelo; Luis Navidad, contrabajo; y Sebastián Mariné, piano.

Luis Mazorra Incera

 

Ensemble Dumont: Laura Salcedo, Lorena Otero, Josep Trescolí, Luis Navidad y Sebastián Mariné.

Obras de Farrenc y Hummel.

OCNE-SATÉLITES. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

129
Anterior Crítica / Conocimiento y entusiasmo - por José Antonio Cantón
Siguiente Crítica / Y sin embargo te quiero - por Juan Gómez Espinosa