De un tiempo a esta parte, una de las grandes apuestas del Palau de la Música Catalana es hacer que sus coros puedan actuar con las grandes batutas que visitan su temporada. Es una iniciativa a aplaudir que se ha plasmado en el crecimiento de esas formaciones, el Orfeó Català entre ellas. No fue una excepción su actuación el 12 de marzo, interpretando la cantata Alexander Nevsky de Prokofiev a las órdenes de Valery Gergiev. Cierto es que se echó en falta la prosodia y el color que los coros rusos aportan a la hora de cantar en su idioma (y que sí se dio en la solista, una excelente Julia Matochkina), pero por lo demás su labor tuvo el carácter y la fuerza requeridos. La orquesta, como siempre en este repertorio, estuvo sensacional, especialmente en “La batalla sobre el hielo”, cuyos contrastes (del drama a lo grotesco) resaltó Gergiev con mano maestra.
Fue lo mejor de un programa que habría sido extraordinario de haberse escogido en la primera parte un concierto para piano con más entidad que el de Scriabin. El suyo es una obra anodina, que ni llega a ser lo que ese compositor será en el futuro ni es tampoco Chopin, al que en ciertos pasajes pretende evocar. Todo eso se notó en la versión de Daniil Trifonov, un pianista sensacional pero que aquí dio muestras de aburrirse tanto que optó por un histrionismo fuera de lugar: saltos, contorsiones, muecas, todo para intentar sacar algo a esta música. Demasiado pianista para tan poco concierto. El Bolero de Ravel, en una versión contundentemente rusa más que francesa, abrió este extraño programa.
Juan Carlos Moreno
Orquesta del Teatro Mariïnsky / Valery Gergiev. Daniil Trifonov, piano. Julia Matochkina, mezzosoprano. Orfeó Català.
Obras de Ravel, Scriabin y Prokofiev.
Palau de la Música Catalana, Barcelona.