En la Comunidad Autonómica Vasca (CAV) no nos podemos quejar por la presencia de la ópera. Bilbao es nuestra ciudad operística “oficial” con su temporada de la ABAO y la acción complementaria del Teatro Arriaga; en Gipuzkoa la capital tiene sus puntuales representaciones más la actividad de otras localidades menores quedando Álava como la hermana pobre en materia lírica. De hecho, Vitoria-Gasteiz, capital oficial de la CAV, es un auténtico páramo lírico pues no tiene ni ópera ni instalación adecuada para ello al tener el Teatro Principal de la ciudad unas carencias técnicas alarmantes.
Por ello el que surgiera la Asociación de Vitoria de Amigos de la Ópera y la Zarzuela (AVOZ) fue una extraordinaria noticia y ahora esta organización ha dado un paso adelante programando su primer título tras distintas actividades divulgativas y pedagógicas y después del impasse de la pandemia. Para ello se ha elegido una producción propia de Pagliacci, que ha supuesto la vuelta del género tras años de ausencia.
AVOZ tendrá que reflexionar seriamente sobre si merece la pena adentrarse en estos mundos sonoros dados los medios con los que se cuentan porque ofrecer Pagliacci con un orgánico de doce instrumentistas supone condicionar en exceso el sonido de una ópera que, no lo olvidemos, nace a las puertas del siglo XX y es estrictamente contemporánea de Puccini. Este tipo de obras también exige una masa coral capaz de cantar y dramatizar de forma adecuada. Tampoco parece adecuada para un grupo de solistas que, en alguno de los casos, estuvo totalmente superado por el papel.
Hay que agradecer el esfuerzo de todos, la ilusión de tener ópera en la ciudad y tratar de acertar con un camino que se adecue a los medios con los que se cuenta. Conviene subrayar el trabajo de Arkaitz Mendoza desde la batuta, tratando de poner orden y llevar a buen puerto la función, el buen gusto de Andoni Martinez Barañano en un Arlecchino que con su canzone consiguió el mejor momento de la noche con diferencia, el peso vocal de María Casado (Nedda) y las intenciones y capacidad dramática de Jorge Tello (Tonio) y Xavier Vilalta (Silvio), quedando por debajo el Canio de Alberto Canet-Muga. La puesta en escena de Ester Villar, a escenario único fue bastante convencional.
Inexplicablemente para los tiempos que corren se decidió no utilizar traducción simultánea, sustituyéndola en parte por la presencia de un actor, José Ruiz de Azua, que interpretó a un Arlecchino anciano y consumido por el remordimiento. Un primer paso que, ojalá, conlleve una primera reflexión y futuras apuestas más exitosas.
Enrique Bert
María Casado, Alberto Canet-Muga, Jorge Tello, Andoni Martinez Barañano, Xavier Vilalta y otros.
Kamerata EusKdivarius, Coral Manuel Iradier, Coral Avoz.
Dirección escénica: Ester Villar.
Dirección musical: Arkaitz Mendoza.
Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo.
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz