Volvía la extraordinaria soprano Nadine Sierra al teatro donde logró hace un año y medio un triunfo clamoroso interpretando la Amina de la Sonnambula de Bellini; con ella, otra soprano en alza, la sudafricana Pretty Yende. Fue un concierto con intervenciones solistas y otras al alimón, con repertorio, en la primera parte, de ópera y en la segunda, de zarzuela y de comedia musical.
Comenzó la velada con una interpretación una tanto “excesiva” del director Pablo Mielgo de la Obertura de El barbero de Sevilla.
A continuación Pretty Yende se enfrentó a la sublime “Ah non credea mirarti” con mejores intenciones que resultados; la voz sonó insegura con problemas de afinación que se hicieron más evidentes en la terrible cabaletta “A non giunge uman pensiero”. Aunque hay que reconocer el valor de la cantante por iniciar el concierto en frio y con pieza tan peliaguda.
Después vino el “Mira o Norma” de Norma, en la que Pretty interpretó a Adalgisa y Sierra a Norma. Los resultados fueron sorprendentemente buenos. Con ambas cantantes perfectamente empastadas, aunque sobraron ciertos excesos histriónicos de la Sierra.
Para compensar estos, la Sierra nos ofreció un “E´strano…” y “Sempre libera” de La traviata verdiana, en la que rozó lo antológico; el legato inverosímil, los agudos como rayos laser, la afinación perfecta; creo que se permitió algunas escalas cromáticas descendentes de su cosecha, pero eso peccata minuta cuando se canta e interpreta con tal emoción y despliegue vocal. Esperando su Violeta el año que viene en el mismo Teatro. A reseñar que el Alfredo entre bambalinas fue Yende.
Pretty comenzó con muchas precauciones el aria de Olympia “Les oiseaux dans la chamrille” de Los cuentos de Hoffman, de Offenbach, pero al final consiguió sacarla adelante con más que dignidad.
De nuevo Sierra en solitario nos ofreció otra lección de canto e interpretación con el “Je veux vivre” de Roméo et Juliette, de Gounod. La norteamericana lució su asombroso fiato de nuevo y su capacidad para transmitir con la voz la emoción de una joven quinceañera.
La primera parte se cerró con el conocido dúo “Vien, Mallika… Dôme épais” de Lakmé, de Delibes, que resolvieron con una perfecta conjunción de las voces y una gran sensibilidad.
La segunda parte comenzó con el Preludio del Tambor de Granaderos de Chapí, interpretada con brío por la orquesta a las órdenes de Mielgo.
Después Sierra hizo otra exhibición de sus facultades con “Me llaman La Primorosa” de El barbero de Sevilla, de Chapí. Pero ese deseo de mostrarnos sus virtudes vocales fue un verdadero impedimento para que nos ofreciese una interpretación adecuada. Fue Chapí pasado por el más endemoniado belcanto. Con Sierra, un aria tan bella y simple, sonó sofisticada y fuera de lugar.
Yende, después, nos ofreció una meritoria interpretación de “Sierras de Granada “ de La Tempranica, también de Chapí. A continuación Sierra, interpretó, muy en plan cabaretera, “Bésame mucho” de Velázquez; la intención era buena, pero estaba claro que lo suyo es la ópera.
Yende se atrevió, después, con “La tarántula” de La Tempranica de Giménez, y a pesar del obstáculo que supone cantarla a un no hispanoparlante, la sacó adelante con gracia e intención.
Mucho mejor que en sus anteriores intervenciones Pablo Mielgo interpretó la fabulosa Obertura de Candide, de Leonard Bernstein, obteniendo de la orquesta los mejores resultados de la velada.
Yende estuvo magnífica en su interpretación de “Art is Calling for Me” de The Enchartress de Victor Herbet. Con una buena interpretación a dúo del I feel Pretty de West Side Story de Bernstein cerraron las artistas el programa “oficial”.
Pero la velada concluiría con las sopranos embarcadas, micrófono en mano, cosa que no entiendo, en un popurrí de bellísimas canciones procedentes de películas “As time goes by” de Casablanca, «Moonriver» de Desayuno con diamantes, «The way we were- Tal como éramos» de la cinta del mismo nombre y «Somewhere over the rainbow» de El mago de Oz. Yende estaba en su salsa y mostró mucho más su afinidad con este repertorio que Sierra, lo que no impidió que el disfrute del público y del que este escribe fuese mayúsculo.
Un concierto para desengrasar.
Francisco Villalba
Teatro Real, ciclo Voces de Real
Nadine Sierra y Pretty Yende
Orquesta Titular del Teatro Real / Pablo Mielgo
Foto © Javier del Real | Teatro Real