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Crítica / Preciosas muestras del Álbum de Anna Magdalena Bach - por José Antonio Cantón

Alicante - 26/02/2022

Dentro del Ciclo Almantiga que dedica el ADDA cada temporada a la música antigua, la clavecinista Anabel Sáez se ha presentado en su tercera jornada con un precioso programa dedicado fundamentalmente a obras escogidas del conocido álbum de la segunda esposa de Bach, Anna Magdalena, que recoge una interesante compilación de cómo era la música doméstica en el siglo XVIII y de los gustos musicales de la familia Bach en particular. Tal contenido sirvió para que su actuación se orientara como un concierto familiar ante la gran asistencia de público infantil, al que explicaba, con ilusionante didáctica, la intención de cada pieza así como anécdotas del gran músico y Anna Magdalena, su copista más íntima.

Para determinar el clima a seguir, inició su actuación con una muy delicada interpretación del Preludio en Do, BWV 846/1 de J.S. Bach que, con la preciosa sonoridad de su instrumento, un clave construido por Titus Crijnen el año 2009 de un solo teclado siguiendo el patrón de un modelo de 1640 de los famosos talleres Ruckers de los Países Bajos, nos transportaba al siglo XVIII. Esta introducción fue seguida de la primera de las cuatro partes que integraron el programa, dedicada a piezas anónimas que animaban la vida familiar de los Bach, fundamentalmente danzas y una marcha, Anh BWV 127, que con su elemental compás binario llamó la atención del público infantil ante su fácil seguimiento rítmico. Las dos mussettes que cerraban este bloque inicial significaron todo un ejemplo de buen gusto y armonía imitativa de Anabel Sáez, que se la veía disfrutar transmitiendo sentido y sensibilidad a tan joven, atento y agradecido auditorio.

Obras de George Böhm, Johann Adolf Hass, François Couperin y Christian Petzold ocuparon la segunda parte. Todas ellas destacaban por la belleza de su simplicidad, especialmente la perteneciente al insigne teclista parisino, Les bergeries, BWV Anh 183,  y dos minuetos atribuidos a Bach durante bastante tiempo hasta que se descubrió en siglo pasado la autoría de Petzold, y por su ingeniosa ornamentación que la clavecinista expuso con cadenciosa serenidad y esclarecida limpieza.

Dos minuetos de Anna Magdalena de sencillo contrapunto ocuparon el tercer apartado del recital, los BWV Anh 120/121; el primero utilizando el registro más quedo y asordinado del instrumento, que dejaba una curiosa impresión en el oyente, y el segundo a dos voces bien definidas y de gran jovialidad expresiva. Se cerraba así esta parte de la actuación antes de la última integrada por la alternancia de dos marchas y dos polonesas de Carl Phillip Emmanuel Bach, para terminar con el Solo para clavicémbalo, BWV Anh 129 del mismo compositor en el que se podía apreciar un esbozado planteamiento temático de la forma sonata, cuya estructura, como pionero, fue utilizada en muchas de sus composiciones por el segundo hijo de J. S. Bach. En esta página apareció en toda su plenitud la adiestrada digitación de Anabel Sáez.

Para terminar el recital, acertó con escoger la etérea belleza que encierra el Aria en Sol que abre las paradigmáticas Variaciones Goldberg que interpretó con gran distinción, después de explicar al público la historia que desde el primer biógrafo de Bach, Johann Nikolaus Forkel, ha acompañado a esta obra relacionándola con el insomnio del aristócrata de Dresde, conde Hermann Carl von Keyserlingk, y que su clavecinista Johann Gottlieb Goldberg, discípulo de Bach, intentaba aliviar tocándole esta obra.

Anabel Sáez ha sabido captar la atención de pequeños y mayores con esta especie de performance sobre música del siglo XVIII pensada para ser divulgada en el XXI, resultando un recital bien concebido en su contenido, con acertada exposición pedagógica y mejor ejecución.

José Antonio Cantón

 

Anabel Sáez (clave)

Selección de obras recogidas en el Álbum de Anna Magdalena Bach

Sala de cámara del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) / 19-II-2022

 

Foto © ADDA

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