Y por fin, dieciséis meses después, El canto de Atenea de Teresa Catalán se ha estrenado. La obra que iniciaba la nueva temporada de la Orquesta Sinfónica de Navarra debió haberse escuchado ya en Junio de 2020. Entre medio, la autora pamplonesa recibió el Premio Príncipe de Viana de la Cultura 2021, lo que le reafirmó como una de las principales voces del sector cultural en Navarra.
La promoción de este concierto ha centrado mucho la atención en la nueva composición de Teresa Catalán, motivo principal de diversos actos paralelos que se celebran a lo largo de la semana, incluyendo un coloquio y un concierto de cámara. Todo ello había creado expectación en torno al estreno, que se resolvió de forma inmediata.
El comienzo es fascinante. Los instrumentos graves de la orquesta crean un clima ominoso, antes de que escuchemos la primera intervención de la flauta solista, inmersa en la textura orquestal. La obra tiene un componente reflexivo, (el argumento es un conjunto de leyendas en torno a la diosa Atenea), pero la autora evita cualquier relación con el poema sinfónico tradicional.
Además, definir la obra como un concierto para flauta también parece complicado: hay un protagonismo evidente de la flauta solista y dos cadencias muy amplias al final de los movimientos, pero muchas de las demás convenciones del género concierto no se cumplen. La obra mantiene su interés desde el principio al final, con un carácter inquietante y un misterio que emana del hábil manejo de la orquesta. Pilar Constancio demostró un completo dominio técnico de las dos flautas diferentes que debe utilizar durante la obra y Alondra de la Parra la dirigió con total dedicación y entrega.
Se cerraba este primer concierto de la temporada de abono de la Sinfónica de Navarra con la Quinta Sinfonía de Dimitri Shostakovitch, una obra siempre envuelta en polémicas acerca de su sentido. En la época en que Shostakovitch la compuso, estaba sometido a una fortísima presión política, hasta el punto de que el compositor temió por su vida; así pues, se discute si el autor soviético “se plegó” a las exigencias oficiales o quiso autoafirmarse con esta obra como compositor.
Sin embargo, lo importante para entenderla bien es que esta Quinta Sinfonía supone una vuelta a la tradición mahleriana, con sus amplias dimensiones, guiños a lo popular y grandiosa conclusión. La directora mexicana Alondra de la Parra, que debe parte de su fama en los países germanos a sus programas divulgativos en televisión, realizó una interpretación muy cuidada de casi toda la sinfonía, centrando la atención en las secciones más líricas, en las que supo extraer toda la tensión contenida.
Fue también muy logrado el segundo movimiento, sobre todo con un cuidadoso manejo del rubato en el Trío central. Fue en el Finale donde Alondra de la Parra dejó de convencernos: primero descargó demasiada adrenalina en el poderoso comienzo del movimiento, (una trampa en la que caen muchos directores), y luego llegó con pocas reservas al final, que resultó algo vacío de contenido. En cualquier caso, Alondra de la Parra es una directora a la que conviene seguir atentamente.
Así pues, la temporada 2021-2022 de la Sinfónica de Navarra ha echado a andar con un concierto de gran interés. Con El canto de Atenea, Teresa Catalán sigue asentándose como una de las principales figuras de la composición actual en España.
Xabier Armendariz *
* crítica publicada previamente en el Diario de Navarra
Jueves, 7 de Octubre de 2021.
Auditorio y Palacio de Congresos Baluarte de Pamplona.
Pilar Constancio, flautas.
Orquesta Sinfónica de Navarra. Alondra de la Parra, directora.
Teresa Catalán: El canto de Atenea, (2019, estreno absoluto, obra encargo de Fundación Baluarte). Dimitri Shostakovitch: Sinfonía número 5 en Re menor, Op. 47, (1937).
Concierto inscrito en la temporada de abono de la Orquesta Sinfónica de Navarra 2021-2022.