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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Pons, Leticia Moreno y la OSCyL en variantes sinfónicas - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 04/02/2024

Por 16ª vez tuvo la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) como invitado en su atril a Josep Pons (Viladomat, Puigreig, 1957), lo que significa que no sólo es  un invitado, sino un amigo unido a la Orquesta, que lo ha tenido en la mitad de sus años de vida, siempre con buenos resultados y Programas de nivel, por lo que le valoramos y se llenan prácticamente el Auditorio en las dos sesiones.

Le acompañó en este 9º de abono por vez 1ª, la violinista Leticia Moreno (Madrid,1985), brillante alumna de la E.S.M. "Reina Sofía" y de la Guildhall londinense, ganadora entre otros, del Premio del Concurso "Kreisler" de Viena, que le abrió las puertas a colaborar con los mejores Directores, solistas y Orquestas del mundo, hoy tocando el Gagliano (1762) de su propiedad, como solista de Sinfonía española en Re m., para violín y orquesta, op. 21 (1874) de Édouard Lalo.

Abrió el Programa Stairscape (Paisaje estelar) (2018) del también madrileño Jesús Rueda (1961), obra encargo de Kent Nagano que la estrenó con su Filarmónica de Hamburgo y que es una especie de "Sinfonía en 7 minutos". Cerró la difícil, monumental y atractiva Sinfonía nº 4 en Mi m., op. 98 (1885) de Johannes Brahms, cerrando así ese tríptico de variantes sinfónicas que conformaba el repertorio.

Jesús Rueda tiene más que reconocido su magisterio compositivo (Premio Nacional de la Música 2004, miembro fundador de "Música presente", Catedrático de Composición en el CSMA y Profesor en Musikene), con casi toda su variada obra estrenada y en esta pieza, 1ª vez en la OSCyL, lo demuestra. Con el mismo orgánico que la 4ª de Brahms de cuya Passacaglia en sus 8 primeros compases toma referencia, se justificaba su inclusión en el Programa. Su estructura, breve introducción, tema Bach-Brahms, scherzo y final, la asemeja a breve Sinfonía; su título apunta a la utilización del "tono de Shepard" (cuya frecuencia aumenta progresivamente) escapando de lo clásico, manejado como una espiral hacia las estrellas, con el pianísimo agudo de los violines simulando la visión del espacio que tendría un astronauta; recupera el tema principal un tono por encima del inicial, para cerrar la orquesta con máxima tensión. El autor recogió los aplausos desde el escenario, por la concentración y buena lectura de Pons y sus músicos que respondieron a la brillante escritura y sonido de la pieza, compleja de interpretar.

La obra de Lalo podría ser "Concierto para violín nº 2" ó "Suite romanza alemana" (de hecho, Chaikovski la tomó como modelo para su "Concierto para violín" en la misma tonalidad), si no fuera por sus motivos de raíz hispana y su dedicatoria a Sarasate, que pesó en la decisión final. Leticia Moreno se mostró "espectacular" por presencia y vis escénica, exhibido dominio de la partitura y técnica que le permite sacar un sonido bello y poderoso de su Gagliano. Se entendió muy bien con Pons y ambos con la OSCyL, capaces de servir todos los ritmos, fueran flamenco, habanera (frase tomada de "La negrita" de Iradier), falso tango-bolero, himno en los vientos, giga o simple fiesta popular con lirismo o drama, con acertadas dinámicas, cuidados fraseos y agógicas variadas. Versión vibrante y medida, con Leticia dominante y buena prestación del flauta solista. El éxito fue grande y las ovaciones múltiples, que la solista agradeció con un arreglo para arpa y violín de la Nana de las "7 Canciones" de Falla, en línea con lo tocado, donde fue vital por gusto y aafinación la participación de la solista de la orquesta, Marianne ten Voorde; el resultado fue óptimo y la violinista volvió a cautivar al Auditorio.

La 4ª de Brahms fue ese faro sinfónico que completó la muestra. Pons estuvo atento a todos los detalles, al espíritu del autor, marcando todo y a todos. Por poner un pero, estuvo un poco pesante en el Allegro inicial, pero los vientos cantaron tan bien y la cuerda tan expresiva a su mano, que se hizo tolerable. El Andante fue magnífico; las trompas justas, fagotes y clarinetes expresivos, cellos uniformes en la cita del aria "Gottes Engel ..." de Bach sobre delicados violines. La danza popular, como único scherzo sinfónico del autor, tuvo gracia y ligereza. Y el Final, como homenaje a Bach maravillosamente trazado por  Brahms  sobre el bajo final de la "Cantata BWV 150" levemente modificado, con sus 34 variaciones de 8 compases que casi no se perciben, cuyo sujeto deja el bajo y se presenta en más voces creciendo en intensidad y emoción, hasta la coda rallentando de la última , funcionando todo como sonata global, fue perfecto, con las cabeceras exactas y brillante  flauta solista; citar la participación como concertino invitado de Matthew Truscott, que lo es en la Mahler Chamber Orchestra. Éxito total y absoluto.

José M. Morate Moyano

 

Leticia Moreno, violín

Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Josep Pons

Obras de E. Lalo, J. Rueda y J. Brahms

Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid                                                                                                                                                         

 

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