Después de la exitosa gira a Austria (Linz y Salzburgo) la Euskadiko Orkestra ha retomado la bendita rutina de los conciertos de abono; en este caso el protagonismo ha recaído en un personaje clave de la cultura vasca y universal, Eduardo Chillida (1924-2002), con motivo del centenario de su nacimiento. Con motivo de esta celebración la presencia del escultor donostiarra está siendo insistente y la orquesta vasca no podía permanecer ajena. Por ello, se encargó a Antonio Lauzurika (1964), vitoriano y alumno de Carmelo A. Bernaola, la realización de una obra recordatorio y lo que ha propuesto el compositor ha sido Chillida-Elogios.
Esta obra alcanza los veinte minutos de duración y exige una gran orquesta con un despliegue de percusión extraordinario, sobre todo por el uso de instrumentos atípicos en una plantilla orquestal tales como piedras chocando entre sí y placas de hierro y acero percutidas por los solistas. Piedra, hierro y acero, los mismos materiales sobre los que impulsó su carrera el mismo Chillida y cuya utilización tiene un expreso simbolismo. Chillida-Elogios es una obra densa, de lenguaje vanguardista y que fue recibida con diplomacia por un público distante.
Cabe decir que todo el concierto fue presidido por La casa de Goethe (1981), pequeña escultura –para las dimensiones habituales de Eduardo Chillida- cedida para la ocasión por la familia del escultor.
Antes del homenaje disfrutamos de una dinámica versión de la Sinfonía nº 8 en sol mayor, La tarde, de Franz Joseph Haydn. La pequeña formación camerística fue dispuesta de forma original en pie, rodeando al maestro Treviño y dando una imagen harto infrecuente en este ciclo de conciertos. La interpretación de la temprana sinfonía fue un ejemplo de virtuosismo y dinamismo bajo el gesto nítido del director.
Más tarde, toda la segunda parte se ocupó con la interpretación de la Sinfonía nº 3 en la menor, op. 44, de Sergei Rachmaninov. El estilo propio del compositor es identificable aunque siendo como es una obra de 1936, mira en su estética más al pasado que al futuro. Enérgico y vivo el director, sobre todo en el tercer y último movimiento. Una vez más el público del teatro vitoriano premió con excesiva reserva el trabajo de la agrupación vasca. Rachmaninov volverá a estar presente en el próximo concierto de abono, acompañando en este caso a Richard Strauss.
Enrique Bert
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz.
Euskadiko Orkestra.
Obras de J. Haydn, A. Lauzurika y S. Rachmaninov.
Dirección musical: Robert Treviño.