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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Para quitarse el sombrero (OSCyL)

Valladolid - 03/04/2019

Conciertos 12 y 13 de la Temporada OSCyL, trajeron como invitados a su atril al finés Jukka-Pekka Saraste en primera vez y al ruso Vasily Petrenko, viejo conocido.

El finés fue una agradable sorpresa. Elegante, serio, excelente técnica directorial. Su versión de Apolo, ballet en dos cuadros para orquesta de cuerdas de Stravinski, primicia para la Orquesta, fue una delicia de matices y sonido de calidad, en la que 7 bailarines de la Escuela Profesional de Danza “Ana Laguna” de Burgos, sirvieron la original idea de Balanchine de “ballet blanc”, sin colores ni trama, sólo la belleza de las formas, en visión de la coreógrafa Edurne Sanz, con Rafa Alonso como Apolo, que hizo su nacimiento desde la Sala en el I Cuadro, acompañado en el II por las 3 Musas (dobladas) Calliope, Polymnie y Terpsichore, todos con gusto general y entrega, conducidos con naturalidad y eficacia por Saraste y muy aplaudidos. Pero la perla del concierto vino con la Sinfonía nº 1 en Mi m., op. 39 de Sibelius; el finés, en su ambiente, dominador, de memoria, desde el clarinete y timbal iniciales, hasta el emotivo final, dio una lección de expresividad, dejando oír el timbre de cada familia instrumental en toda su pureza, sin forzar nada, dejando fluir la música con precisión, cuerdas robustas pero dulces y metales nobilísimos, en sobresaliente versión. Sería un placer volver a escucharle en otros repertorios. Gran éxito.

Volvió Petrenko y la OSCyL tornó a responder a la calidad que se sabe tiene. La madurez ha mejorado, si cabe, las virtudes del Maestro. A su gesto claro, preciso,  proporcional y de autoridad, se han ido añadiendo profundidad y discernimiento en lecturas que tienen un planteamiento y desarrollo perfectos. Logra una tensión en músicos, contagiada al público, que emociona y sobrecoge. Así, la Sinfonía nº 4 en Mi m. de Brahms, ya hecha con 7 Directores anteriores, sonó nueva, redonda, hermosa, con cada instrumentista dando lo mejor de sí y disfrutando con ello, en un nivel semejante al europeo bueno. La Obertura de Rosamunda, D 644 de Schubert abrió el programa, logrando el ruso contrastes exquisitos con la cuerda unívoca y aterciopelada, trabajo que cualifica a un Maestro.

Otra gratísima sorpresa fue la joven violinista alemana de padres coreanos, Clara-Jumi Kang, que bordó el Concierto en Re M., op. 35 de Korngold. Saca un sonido del Stradivarius “Ex-Strauss” que toca, no sólo con volumen, sino elegante, con color, calidad, esmalte y expresividad sumos; brillante la cadencia, encanto en Romance y virtuosismo natural en el vivace. La orquesta estuvo fina, atenta y flexible, con nota para celesta y arpa. Las ovaciones le obligaron a regalar una sentida Sarabande de Bach. Fue una sesión memorable para mucho tiempo.

José Mª Morate Moyano

EPDCyL “Ana Laguna” / Clara-Jumi Kang. Jukka-Pekka Saraste / Vasily Petrenko. Sinfónica de Castilla y León.
Obras: Stravinski, Sibelius/Schubert, Korngold, Brahms.
Sala sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD. Valladolid.   

Foto: Vasily Petrenko.

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