Es un hecho, la música clásica es un universo, tan variada que en su diversidad hay opciones que encajen con todos los gustos; pero, por desgracia, gran parte del público no lo es si quiera potencial debido a ciertos prejuicios, como que se trata de algo elitista, carca, caro… un rollo.
Iniciativas como “The London Music N1ghts” son ideales, para, (entre otras cosas), conquistar esas parcelas de público, otros oyentes, nuevos posibles aficionados, ya que si bien, lo primordial es siempre escuchar música, pocas veces el repertorio clásico tiene una presentación tan desenfadada, un precio tan asequible, una intérprete tan fresca, un ambiente tan cordial y una intimidad tan cercana.
Es curioso que esta presentación sea hoy día original por diferente, cuando para algunos repertorios, el formato es el original en sentido estricto, como pasa con cierta música de cámara, la música que se tocaba en palacios, corrales de comedias y fiestas, mientras la gente disfrutaba de la compañía de los demás, la comida y la bebida en ambientes distendidos y nada formales.
En el segundo concierto de este ciclo, la arpista Sara Águeda, se acerca, con un instrumento antiguo, como el arpa de dos órdenes, propio, autóctono de la península ibérica a las composiciones del siglo de oro que se crearon destinadas a estas cuerdas, con obras de Antonio de Cabezón, Lucas Ruiz De Ribayaz, Diego Fernandez de Huete, Antonio Martin y Coll y Juan Hidalgo. El repertorio que nos hace recuperar la curiosidad, ir desde el pasado al presente y reconocer en las músicas actuales, la huella de las pasadas.
Si con las pavanas nos vemos transportados a los ambientes palaciegos, mágicos e íntimos, (especialmente con la de Antonio de Cabezón de la segunda parte) en otros recordamos a Bach, con variaciones improvisadas sobre temas escuetos, los anónimos sefardís tienen un aire muy popular, las españoletas son deliciosas, las xacaras son tan melancólicas como flamencas y parecen cantadas junto a guitarras, igual que las folias de España. “La locura” acompañada de canto, con la voz de los “tonos humanos” tiene belleza añadida con la letra.
En los zarambeques el viaje es un poco más lejano, nos evocan, muy explícitamente la esencia de las músicas latinoamericanas criollas y su dependencia directa de nuestra herencia común.
En No hay más Flandes la energía es desbordante, desbordada como la melena de la interprete, que hace de Chavela Vargas, y de propina ofrece un bolero (Llorona) evidenciando una vez más esos puentes entre el presente y el pasado con el canto triste y sentido del bajo de lamento, donde no solo la música sino hasta la letra nos recuerda esta dualidad de la melancolía que es alegría y tristeza, como dice la canción del chile verde, “picante pero sabroso”.
En resumen, a priori, con un repertorio tan del pasado, y un instrumento arcaico, se podría pensar que esto va a ser un rollo. Pero después se tiene la sensación de tocar muchos palos, muchos estilos, y todo mientras tomamos un buen gin-tonic de London Nº1, en un excelente marco, así que hay que acabar reconociéndolo: “The London Music N1gths” es un rollo, porque esto es otro Royo.
por Sara Banda
Sara Águeda, arpa.
Ciclo “The London Music N1gths” en Café Comercial (La Fonoteca).
Foto: Sara Águeda durante su recital en el Ciclo “The London Music N1gths” en Café Comercial.