Se inició en el CCMD de Valladolid, el 1º de los 10 Conciertos que integrarán el Ciclo de Recitales y Música de Cámara 2023/2024 del CCMD, algunos, como el que comentamos, en coproducción con el CNDM del Ministerio de Cultura y Deporte y la Junta de Castilla y León.
Jörg Widmann (Múnich, 1973), clarinetista y compositor, hoy entre los 3 más tocados de su generación, comentaba que Schubert escribió su Octeto en Fa M., D 803, Op. post. 166 (1824), por encargo del Conde Ferdinand Troyer, hábil clarinetista tanto en técnica como en expresión, y que él mismo, también intérprete de clarinete, se autoencargó en 2004 su Octeto, inspirándose en el de Schubert, estrenado en Catalunya donde era Residente de la OFB, por los mismos intérpretes que lo tocaron, salvo el contrabajo, aquí, Cuarteto Cosmos: H. Satué y B. Prat, violines; L. Fernández, viola y O. Prat, cello, más M. Ramos, clarinete, D. Jensen, fagot, J. V. Castelló, trompa y J: Arrabal, contrabajo, como artistas invitados, para completar el orgánico preciso para hacer ambos Octetos en programa.
Del joven Cuarteto Cosmos, nacido en 2014, Primeros Premios en Heidelberg y Barcelona, Residentes en el Paláu de la Música catalana y que tocan instrumentos hechos exprofeso del lutier barcelonés David Baqué, lo mejor que puede decirse es que tocan como un cuarteto, es decir, son una unidad artística que asume las calidades individuales, sonido de calidad y capacidad dinámica, excelente afinación, expresividad y dominio de la partitura, con cello de bello color, viola y 2º violín pegados a sus extremos y firme y homogéneo primer violín. Sus colegas, invitados para una tarea nada fácil, supieron acoplarse en todo con las cuerdas, Arrabal estupenda roca soporte de rítmica y bajos, Castelló sutil a la trompa en dinámicas y arabescos complejos, Jensen con color claro limpio y uniforme y Ramos al clarinete, estupendo en su variado, difícil y prolongado trabajo.
El Octeto de Widmann prueba la enorme habilidad del autor para mezclar lo clásico y lo contemporáneo, explotando tonalmente todos los recursos tímbricos que poseen los instrumentos, llevando al límite tanto sus tesituras como sus capacidades dinámicas. El modelo Schubert no lo es tanto como guía de citas, sino como estructura en sus 5 movimientos (uno más en el modelo) y en diferenciación de caracteres; sólo en el breve y optimista Menuetto se intuye una sutil cita de inicio. La Intrada es una declaración de intenciones pues presenta referencias tonales que se abren en variadas tímbricas y armonías que, sin saberse bien cómo se forman, se escuchan con agrado porque siempre terminan tonalmente; este método, complejo para los intérpretes por su exigente afinación y técnica, termina por satisfacerles plenamente, ya que no es pretencioso y sí original, permitiendo profundidad y comunicación. Es precioso su Lied ohne Worte (Canción sin palabras), donde la melodía está en el clarinete, que canta con cierto misterio sumando primer violín y contrabajo, y dando profundidad con la trompa en pianísimos susurros sobre largos e intensos pizzicati del contrabajo. El Intermezzo se abre con este mismo, virtuoso en sus glissandi y simultáneos pizzicati y saltos de arco, que llevan a una atmósfera limpia que se oscurece poco a poco, con complicados juegos de los vientos con las cuerdas, que empalman un Finale donde se recuperan luz y optimismo. Excelente acogida del numeroso público, que obligó a repetidos saludos del conjunto.
El Octeto en Fa M. de Schubert tiene bien ganada su fama y permanencia en repertorio, dadas sus enormes virtudes de melodismo y emotividad y también de exigencia instrumental en sus 6 movimientos. Los 8 músicos dieron una versión sobresaliente del mismo. Bien los 3 vientos sobre las cuerdas en el Adagio y buen protagonismo del clarinete con la trompa en los Allegros iniciales. Exquisitos diálogos de los 3 vientos entre sí del 2º Adagio. Una fiesta el Scherzo con su Trío muy afectuoso. El Andante aún mejor con sus 7 variaciones sobre un tema de su ópera "Los amigos de Salamanca", poco frecuentada; elegante el Menuetto donde el octeto mostró la influencia beethoveniana en la obra y doble final de contraste melodrama y oscuridad con optimismo y humor, donde el cello se lució en sus trémolos y el octeto en conjunto rematando su magnífica versión. Largas ovaciones en la sala, correspondidas con varias salidas.
Una excelente inauguración de Ciclo, presagio del resto de la atractiva programación.
José M. Morate Moyano
Cuarteto Cosmos más artistas invitados
Obras: Octetos de J. Widmann y F. Schubert
Sala de Cámara del CCMD de Valladolid.