Prometía mucho el programa fin de Temporada de la OSCyL en su sede vallisoletana, décimonoveno de la serie, que iba a ser dedicado íntegramente a la música hispánica: "Concierto para violín", op. 30 de Ginastera, Sarasate y la salvada Parte II, con protagonismo solista para Hilary Hahn en la I. Pero la afección respiratoria de la virginiana, le ha hecho cancelar 4 de sus compromisos incluido éste, trastocando lo previsto. Cubrió su baja la violinista rusa Alina Ibragimova (1985, Polevskoy), que ya había colaborado con la OSCyL 9 temporadas antes. Formada en la Escuela Estatal de Música Gnessin en Moscú e hija de padres músicos, él principal contrabajo en la Sinfónica de Londres y élla Profesora de Violín en la Escuela Menuhin (en la que se matriculó), pasó a la Guildhall y al Royal College (con G. Nikolic), consiguiendo varios Jóvenes Premios e iniciar destacada carrera profesional que le ha llevado a ser Miembro de la Orden del Inperio Británico (MBE), abarcando repertorio desde el Barroco hasta lo Contemporáneo. Toca un Anselmo Bellosio (c. 1775), cedido por G. von Opel.
Ocupó la Parte I con el Concierto para violín y orquesta en Re M., op. 61 (1806) de Beethoven, que lo escribió para el virtuoso y soberbio Franz Clement a los 36 años, estrenado con resultados encontrados; revisó la parte solista varias veces, hasta dejarla como se toca hoy en 1807. Concebido dentro de los cánones clásicos en 3 movimientos, el autor impuso su arrolladora personalidad musical en éllos y así Thierry Fischer, Titular de la OSCyL, acreditado ya como firme defensor de lo escrito por los compositores, tanto en el como fuera del pentagrama, hizo una lectura casi historicista, sin aportar señas románticas que aún no estaban del todo desarrolladas en ese año, sorprendiendo un poco a un Auditorio que lo escuchaba por 8ª vez. Si además Ibragimova no estuvo del todo precisa en la afinación y su sonido fue un punto áspero, particularmente en el amplio Allegro inicial (hechos que, afortunadamente para todos, fue mejorando a lo largo de su actuación), cabe decir que la versión no fue todo lo feliz que cabía esperar. Y eso que la OSCyL fue diestra en el seguimiento de cuánto y cómo se le pidió, con grandes contrastes forte-piano, inspiradas las 7 maderas (muy bien el fagot), trompas acertadas como acostumbran, timbal fino (tan importante en el concierto) y las 32 cuerdas con bellos pianísimos. Ibragimova eligiuó las cadenzas de Wolfgang Schneiderhan (1915-2002), violinista vienés que grabó este Concierto, sintiéndose mucho más cómoda y brillante con éllas y su virtuosismo, que con el Concierto en sí, demostrando ahí su verdadera capacidad violinística.
La respetada Parte II expuso el Intermezzo (Goyescas9 (1915) de Granados y El amor brujo (versión sinfónica 1925) de Falla.
Granados compuso su Suite para piano (1909-11) sobre pinturas de Goya en sus cartones, tan exitosa, que sobre sus temas, en 1 acto y 3 Cuadros, Libro en castellano de F. Periquet (por cierto fallecido en Valladolid en 1940, tras varios años como residente) primero en ese idioma en el MET , hizo su última ópera Goyescas, que precisó este Intermezzo entre los Cuadros I y II para facilitar cambio de decorado. De estilo modernista enraizado en el folk español, presenta una hermosa melodía de chelo llena de nostalgia, bien librada por el solista. Fischer no acabó de entender su aire hispano, como suele ocurrir con los Directores no impregnados del todo en la salsa local, e hizo una versión muy lenta en el moderato y sin ánima en el allegretto mosso, eso sí, muy bien tocada y medida por todos, pero sin la sencilla gracia que la adorna.
Y del mismo pie cogeó el Falla ofrecido, lejos de lo conseguido por Odón Alonso 30 años antes. María Rodríguez del Álamo, María Toledo (1983, Toledo), fue la cantaora debutante, alumna de Antonio Arenas y "Pucherete", con 11 Primeros Premios de Flamenco; lució buen estilo, "hondura", "quejío", color, vocalización y medida en sus 4 canciones, para las que pidió amplificación, quizá equivocadamente, pues cobró ocasionales timbres metálicos que afean puntualmente su estupenda labor. A los irregulares tempi pedidos por Fischer, la OSCyL respondió precisa, concentrada y con soberbia prestación de sus principales, nota alta por riesgo asumido y resuelto para trompeta, oboe y trompa, así como violas, legato de cuerdas y pareja de chelos. En fin una claura que resultó un tanto fría, tras una Temporada que tuvo tantos y tantos momentos memorables.
José María Morate Moyano
Alina Ibragimova, violín / María Toledo, cantaora
Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Thierry Fischer
Sala sinfónica "J. López Cobos" en el CCMD de Valladolid