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Crítica / Nuevos talentos bajo la tradición pianística rusa aterrizan en Iberia - por Luis Suárez

Tarragona - 16/03/2024

Dmitry Ishkhanov es uno de los jóvenes pianistas que más están destacando en el circuito internacional. Ishkhanov ha debutado últimamente con gran éxito en capitales como Nueva York, Washington, Viena, Salzburgo o Amsterdam, donde la crítica, entusiasmada, le ha llamado sucesor natural de Evgeny Kissin o Grigory Sokolov. Aquí debita pues en España con un concierto de marcado virtuosismo, de los grandes compositores - Intérpretes rusos para este instrumento y finalizando con Albéniz.

Bajo una ausencia de notas al programa, que estarían bien para ir destancando cada parte del mismo, diferenciado, y la timidez del virtuoso para hablar cara el público. Con una paleta de estilos compositivos variado, basado sobre todo en la exuberante tradición rusa del compositor – intérprete, va sobre todo con autores de finales del siglo XIX a principios del XX. Las “Variaciones de Rachmaninov sobre un tema de Corelli, op. 42”, en realidad sobre la “Folía”, danza de origen hispano que Corelli había utilizado en uno de sus célebres “Concertos Grossos”, datan de 1931. En sus frágiles armonías, texturas puntiagudas y tempos vanguardistas, en la interpretación de Ishkhanov, conservan la sensación de desesperación de obras anteriores, a las cuales Rachmaninov nos tiene acostumbrados, pero resumidas en su esencia. Trascienden incluso las exigencias técnicas más embriagadoras en sus relucientes armonías y texturas. Con una técnica trascendental y un temperamento fogoso, el joven ruso conquista con garbo la escritura súper virtuosa de Rachmaninov. La fuerza de sus sonoridades y la flexibilidad de su fraseo reflejan valentía incluso en los pasajes más difíciles.

Siempre es estimulante escuchar a un gran compositor que la mayoría de melómanos no conocen, debido a su escasa difusión actual. Aunque haya sido un contemporáneo y amigo de Rachmaninov, el compositor ruso Nikolai Medtner (1880-1951) muestra a Ishkhanov de nuevo como un pianista virtuoso pero introspectivo y lírico, donde, aunque la música es accesible tonal y melódicamente, no es fácil. Está construido de manera tensa y cíclica con material temático similar que aparece a lo largo de las composiciones en diferentes formas y variaciones. Medtner hace un gran uso del contrapunto en la manera en que yuxtapone varios temas separados. Aquí se muestra con la tercera de sus “Sonatas (Triad)” de un solo movimiento, compuesta en 1928. El conjunto también incluye una obra posterior, el "Tema y variaciones en do sostenido menor" opus 55, que data de 1933.

De ahí pasa al gran compositor y pianista, Prokòfiev, con su popular y más sofisticada “Tercera Sonata, Op.28”, también representada en un solo movimiento de concepción temprana imaginativa e incluso audaz. Subtitulada "From Old Notebooks – de viejos cuadernos", casi como si el compositor estuviera dando una excusa preventiva por una obra que no necesita disculpas, es enérgico y travieso en su animado tema principal Allegro tempestoso y lírico en su pegadizo segundo tema más relajado. De nuevo Ishkhanov captura brillantemente el carácter de la obra con una técnica integral que presenta todo tipo de matices dinámicos, un factor crítico a la hora de producir páginas finales estimulantes y sin aliento.

Scriabin es presentado en sus dos etapas compositivas, la primera influenciada por Chopin y la más experimental y mística. Sus “Preludios, Op.11” cubren las 24 tonalidades, siguiendo el patrón habitual, comenzando con Do mayor y La menor y terminando con Fa mayor y Re menor. Ninguna de las obras aquí se acerca al estilo maduro o tardío de Scriabin, aunque más de unas pocas auguran rasgos estilísticos futuros, además de divulgar el floreciente genio de Scriabin en la coloración del teclado y las armonías inusuales.

Cuando Scriabin compuso los “Poèmes (1905)”, ya se había desprendido de todas las influencias importantes del teclado y su estilo había madurado por completo. Aún así, su personalidad artística todavía estaba evolucionando; su lenguaje tonal se volvería menos estable, sus armonías más atrevidas, su mundo sonoro más etéreo. El primero de estos dos poemas breves, titulado Andante cantabile, tiene una aireada inocencia en sus brumas relucientes e imágenes confusas. Es impresionista sin invocar el lenguaje musical de Debussy y está marcado por estallidos de pasión. El segundo poema, marcado Allegro con eleganza con fiducia, es más oscuro, una cualidad inmediatamente evidente en su comienzo sombrío y nervioso. Ishkhanov presenta el carácter típico del compositor por su calidad ardiente, mezclando gracia y trueno, vacilación y determinación. Los músculos y el sudor ceden repentinamente a un final tranquilo, dejando muchas cosas sin resolver.

Las “Suites” de Isaac Albéniz, como ningún otro en la literatura, combina una sensibilidad impresionista de principios del siglo XX con pirotecnia de piano lisztiano. Las piezas escogidas de las mismas y su ejecución por Ishkhanov, podrían describirse como densamente pictórica, con considerable detalle musical que nuestro protagonista sigue con atención. Solo destacar la falta de marca de ritmo en la danza catalana, Corranda, dejando unos pasajes meramnete mecánicos. En los pasajes realmente conmovedores es admirablemente claro. También hay una capa sentimental en estas obras de muchas toanlidades, y tal vez las melodías de la obra no sean tan fascinantes como a veces lo hacen. Lo único que un pianista puede hacer con Iberia es luchar con ella, y el esmero de Ishkhanov, realzado por la dimensión en vivo, resulta especialmente vívida. Que pena la acústica del teatro...

Luis Suárez

 

Dmitry Ishkhanov, piano.

Obras de Rachmaninov, Scriabin, Medtner, Prokòfiev y Albéniz.

12/03/2024 / Teatre de Tarragona.

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