Aliciente por la presentación de la obra ganadora del IX Premio de composición 2017, BBVA-AEOS, y que tiene como autor a Marcos Fernández Barrero por Nocturno Sinfónico, que destaca para Parera por un lenguaje actual, por su sentido del color y por su fraseo. El autor pretende buscar un cierto sentido de innovación musical en relación con las texturas para explorar lo que se puede hacer con una orquesta, en un camino de indagación idiomática que a la vez respete lo que es ejecutable por una sinfónica. Recursos en cascada para que el aficionado no adopte actitudes acomodaticias, en una extensión que no alcanza el cuarto de hora, pero que se atiene a las exigencias de quienes convocan año tras año, este certamen, cuyo mejor galardón es asistir a su estreno por las orquestas españolas.
Una inspiración en estados oníricos próximos a la indolencia dentro de una sensación de abandono. Reinas e Infantas era el reclamo programático, por eso el Haydn de la Sinfonía Hob I. 85, en Si b M. (La Reina). Un encantador segundo movimiento, especie de romanza allegretto, con sus ostensibles resonancias operísticas, que se aprecian en el típico fraseo de una gavota, o la melodía procede de una tonada popular La gentille et jeune Lissete. Resabios de solemnidades a la francesa, estilos que nuestra orquesta acomete con una resolutiva seguridad.
Maurice Ravel y la contagiosa Pavana para una infanta difunta, quintaesencia de la sensibilidad que nos propone el impresionismo, en sus más genuinos parámetros. Una ensoñación sobre una mirada al pasado aunque convenientemente actualizado, muy en la línea del compositor, con un uso de un melodismo modal, en sus recurrentes tímbricas instrumentales. Es la pavana transfigurada por la sensualidad del filtro de una escuela que se asoma disimuladamente a las influencias ibéricas. Justo para entrar en Franz Schreker con la suite de Der Geburgstag der infantin (El aniversario del la Infanta), en principio un ballet sobre un libreto de Oscar Wilde, que definitivamente el austríaco orquestará en 1923. Había sido su primer gran éxito, en 1908, que destacará por la instrumentación sutil y refinada, que la emparenta directamente con las pinturas de Gustav Klimt, el adalid de la Secession vienesa. Especie de pantomima- ballet y que instrumentalmente sostienen un tramado que se reparten fanfarrias de trompetas, arpa y cuerdas o detallismos a solo. Un obsequio tanto para la orquesta como para el oyente.
Ramón García Balado
Real Filharmonia de Galicia / Baldur Brönnimann.
Obras de Marcos Fernández-Barrero, F.J. Haydn, M. Ravel y Franz Schreker.
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela. Teatro Afundación, Vigo