Esteban Batallán presentaba su obra Nightfall con la Real Filharmonía de Galicia además de participar como solista del Concierto para trompeta en Mi b M. Hob VIIe, de Franz J. Haydn. El director Marc-Leroy Calatayud, de familia franco-boliviana, estudió en Viena y Zurich, con Marc Stringer y Johannes Schlaefli, además de asistir a masters de V. Juroswki y B.Haitink. Fue asistente de la Opéra National de Bordeaux, entre 2016/9 y estuvo también con la Akademie Musikthéâter Heute (2018/9). En el ámbito contemporáneo, destacan óperas como La léyende du Roi Dragon, de Arthur Lavandier; Märauf. Savatier du Caire, llevada a escena con el Ensemble Normande, destacando igualmente sus preferencias por el mundo de la danza y el ballet.
Esteban Batallán, en su composición Nigthfall, viene a inspirarse en To Diz with Love, fácil de imaginar como un homenaje al maestro de la trompeta rampante, Dizzy Gillespie, músico clave en las vanguardias del be-bop, en la apoteosis de los sesenta en adelante, en una pieza que vio la luz con Arturo Sandoval y la Boston Pops O., dirigida por John Williams.
Nightfall fue embrión de un posible concierto para fliscorno y cuerdas, en calidad de segundo movimiento. Este compositor y trompetista, fue un talento precoz y su carrera comenzó pronto como miembro de la Orquesta Ciudad de Granada, antes del asentamiento definitivo a partir de 2019, gracias a Riccardo Muti, en la O. Sinfónica de Chicago, en la que es además profesor del Chicago College of Performing Arts. Reparto de preferencias entre la trompeta y el fliscornio, genuina reivindicación, añadió para el bis una pieza en diálogo compartido por ambos instrumentos, una sentida personal dedicatoria firmada por Arturo Sandoval, Mr. Batallán, auténtica cool ballade, de discurso apacible
Esteban Batallán, fue también solista del Concierto para trompeta, en Mi b M. Hob. VIIe.I, el que será la obra postrera de las concertantes, del capítulo destinado a los instrumentos de viento. La obra que nos interesaba, tenía fecha de 1796 y se conserva en el Archivo de la Sociedad de Amigos de la Música, de Viena, con la curiosa indicación per il clarino, estrenándose el 28 de marzo de 1800, por quien fuera su dedicatario Anton Weidinger. Hacia 1795, en sus labores indagatorias, había inventado en 1795, una trompeta con llaves en Mi b, llamada organisiette trompete y con semejantes mejoras, permitirá al instrumento usar una relativa pureza y precisión en los semitonos, sobre una extensión de dos octavas. Vendrán otros avances, que aportarán Heinrich Stölzer y Friedrich Bühhmel.
Un orgánico habitual, para una obra colorista y de naturaleza cantable, partiendo de un Allegro, en forma sonata no muy extensa, tratado con una concisión en la línea del último período. El Andante, y para seguir el planteamiento desde la dominante en La b M., en el que el tema principal, guarda afinidades con Gott erhalte Franz den Kaiser” Hob. XXVIIa. 43. Para el Finale, un Allegro, en 2/4, que se presenta como una página plena de luminosidad, que transcurre por el espacio de un Rondó Sonata, marcado por vistosos episodios que contribuyen a la riqueza de los contrastes. Idónea para el lucimiento del solista, como un momento soberbio en ese Finale: Allegro.
Richard Strauss, con piezas instrumentales procedentes de apreciadas óperas. De Ariadna auf Naxos, la obertura y danza, la tercera de su colaboraciones con el incondicional Hugo von Hoffmansthal, tras Elektra y Die Rosenkavalier. La mezcla de elementos serios y burlescos, no dejó de sorprender a los asistentes del estreno y hasta el perspicaz Max Reinhardt, mostraría cierta sorpresa. Queda dentro de lo posible, una aceptada recurrencia a la poética de Molière. El autor del libreto, en complicidad con el músico, aceptaba que el público no estaba a la altura de las sutiles propuestas del espectáculo. El músico se conformará para el orgánico, con un total de treinta y siete instrumentistas, con los que conseguirá el ansiado recurso de la variedad pretendida. Una virtud de la que, en líneas generales, sacará excelente partido.
De Intermezzo se tomaron cuatro interludios sinfónicos, de esta ópera que no dejó de sufrir desatenciones y rechazos, al igual que en otras obras suyas, permitiéndose la recurrencia a asuntos de su propia biografía, y en un tratamiento en cierto modo superficial, que deja como modelo Intermezzo, en un estilo armónico que volverá a repetirse en obras posteriores, como algunos de los apreciados poemas sinfónicos. En el tratamiento orquestal, no renunciará a un perfilado de los detallismos que propone, consiguiendo un trabajo equilibrado y atractivo, aspectos de guiños burlescos, constatables desde Reisefieber und Walzerszene a Fröhliche Beschulss.
Ramón García Balado
Esteban Batallán.
Real Filharmonía de Galicia / Marc-Leroy Calatayud.
Obras de R.Strauss, F.J.Haydn y Esteban Batallán.
Teatro Afundación, Vigo.
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela.