En el marco del ciclo dedicado a Grandes Intérpretes Internacionales, el Teatro Colón presentó a la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera como única solista, luego de la deserción de la soprano Ainhoa Arteta por razones médicas, según el comunicado del teatro en días recientes, cuando iba a compartir el programa.
Esto produjo sin duda recomponer el repertorio con la única solista, portadora de una valiosa carrera internacional por teatros líricos como el Metropolitan neoyorquino, donde este crítico la conoció y escuchó en vivo por primera vez. Luego se produjo su primera llegada al Colón hace cuatro años, protagonizando “La italiana en Argel”, de Rossini.
Nancy Fabiola Herrera, entonces, cantante cultivada y de gran técnica, expresiva, sensible, de tesitura de “mezzo” de bello timbre y color, rica en matices, fue armando un concierto con el impecable acompañamiento pianístico de Marcelo Ayub, que en su primera parte estuvo íntegramente dedicado a la canción de cámara española, de diferentes regiones, tan típicas de la Madre Patria.
Transitando entonces, con ductilidad y expresivos acentos en composiciones del músico catalán, Eduardo Toldrá, (tres obras del ciclo de las seis canciones), entre ellas la conocida “Mañanita de San Juan” de texto anónimo, para seguir con Antón García Abril, oriundo de Teruel y de Miquel Ortega con su expresivo “Memento”.
Tras un respiro de la cantante, quedó el solo de piano de Marcelo Ayub, entregando una lúcida y aplaudida ejecución de la “Malagueña” del cubano Ernesto Lecuona.
Cerrando esta primera parte, la protagonista del concierto expuso con finura y con absoluta destreza canora los “Cinco cantos negros” del compositor oriundo de Gerona, Xavier Montsalvatge, entre ellas la afamada “Canción de cuna para dormir a un negrito” con texto de Pereda Valdés. Vale decir, una didáctica propuesta, se diría, para nuestro público como testimonios del canto de cámara hispano.
Pero la segunda parte fue tomando diferentes perfiles a partir de la invocación a Pauline Viardot-García, una luminaria lírica del sigo XIX, hija del gran pionero Manuel García, que interpretó la mezzo visitante con sutilezas vocales, conjugando así su canto con el francés, en “Les filles de Cádiz”, por ejemplo.
Y a partir de allí la ópera, con el aria “Ces lettres!” de “Werther” de Jules Massenet precedida por la obertura en transcripción a piano, con Marcelo Ayub. Fue también una interpretación de Nancy Fabiola Herrera demostrativa de su íntima relación con el género en su carrera, lo mismo al acometer “Mon coeur s’öuvre à ta voix” de “Samson et Dalila” de Camille Saint-Saens con tensión lírica y expresión sensibles.
Pero todos esperaban y llegó el momento de “Carmen”, el personaje emblemático que llevó por tantos escenarios, al interpretar la celebérrima “Habanera” del primer acto de la ópera de Georges Bizet. Entonces, tras empezar a cantar en el nivel del proscenio, fue bajando al pasillo central de la platea, desplazándose hacia ambos lados y en ciertas filas, seguía dando al público la ilusión y realidad de esa “Carmen” antológica que lleva en su carrera, Todo esto muy festejado, por cierto.
Tras este cierre del recital programado, Nancy Fabiola Herrera agregó dos “propinas” como dicen los españoles, luego de confesar también su afecto a la zarzuela y rindiendo homenaje a la gran Teresa Berganza, recientemente fallecida, cantó su romanza favorita de zarzuela: “Tierras de Granada”, de “La Tempranica” de Gerónimo Giménez, para luego cerrar con “Nana”, de Montsalvatge, que explicó era el sexto de los cantos negros, porque lo compuso más tarde y por separado.
Y allí culminó esta velada diríamos didáctica también, entre lo más y lo menos conocido por el público, lo cual enriquece su acervo, para contribuir a su estimulo también en el amplio y rico mundo de la música y la lírica.
Néstor Echevarría
Recital de Nancy Fabiola Herrera (mezzosoprano), con Marcelo Ayub (piano)
Programa con obras de Toldrá, Garcia Abril, Ortega, Lecuona, Montsalvatge, Massenet, etc.
Teatro Colón, Buenos Aires
Foto: Nancy Fabiola Herrera cantando Carmen entre el patio de butacas / © Arnaldo Colombaroli