En el marco de su ciclo de Grandes Intérpretes internacionales, se produjo en el Colón el debut de la joven y encumbrada soprano estadounidense Nadine Sierra, nacida en Fort Lauderdale, Florida, hace treinta y cuatro años, de madre portuguesa y padre italo-puertorriqueño, merecedora de premios notorios y de actuación destacada a nivel de grandes teatros liricos en la actualidad.
Lo hizo con el acompañamiento pianístico de quien es a la vez su maestro de canto desde los catorce años, Kamal Khan, demostrando una empatía y a la vez complementación notoria en el variado programa preparado para este debut, donde se advirtió una bella voz de soprano lirica con amplia facilidad de extensión al registro agudo, y a la vez un dominio de la escena, el gesto, el mensaje y captación al público.
Comenzando su programa con “Romeo et Juliette” de Gounod (el vals “Je veux vivre!) en vez del Donizetti programado y siguiendo con “Arpa gentil che fida” de “El viaje a Reims” de Rossini, ya se advirtieron sus facultades vocales e interpretativas y el público se mostraba propenso a la ovación.
Muy entregada a su condición de cantante lírica, estudiosa, cabe aclarar que lleva vendidos años trabajando y muy dedicada con su pianista indo-estadounidense, a la vez maestro de canto. Su voz y su captación idiomática se fue incrementando, por ello, a lo largo del recital. Entre otras, las cinco canciones de Richard Strauss mostraban su versatilidad, estilo y convicción.
Su único Verdi de la noche con la escena final de Violeta en “La traviata” en su primer acto (“E strano…sempre libera”), que resultó una comprobación de su admirable naturalidad en el canto, como fluyen de su órgano de fonación las notas y sonidos con llamativa y natural facilidad hasta el sobreagudo final de “Sempre libera”. Se le nota la admirable administración del “fiato”, que le hace fluir la voz y su bello timbre sin esfuerzo aparente alguno.
También su canto en francés lució en “Depuis le jour “ de “Louise” de Charpentier, en esta comentada facilidad idiomática además de musical y emisiva, pasando luego por el Homenaje a Lope de Vega de Joaquin Turina, con la continuidad luego con la difundida “Somewhere” de “West Side Story” de Leonard Bernstein.
Y también evocando a nuestro vecino Brasil con Heitor Villa-Lobos en su ”Melodia sentimental”, que el autor carioca adaptó para “A floresta do Amazonas”. Así como de Ernani Braga, otro músico del suelo brasileño con “Engenho novo” como testimonio del “baiao”. Todo fue conduciendo a un final zarzuelero, con Gerónimo Giménez, y su emblemática “Me llaman la primorosa”, perteneciente a su propio y personal “Barbero de Sevilla”.
El público se manifestó generoso en aplausos y ovaciones y las cualidades de simpatía, y donaire de la protagonista siempre agradeciendo a su impecable pianista y maestro, hizo que regresara tras las flores obsequiadas por el teatro para cuatro agregados, empezando con el aria de Mimi de “La bohéme” pucciniana “Si, mi chiamano Mimi”, y luego fue una atención para con nuestro medio, cuando cantó “La rosa y el sauce” de Ginastera.
Pero el siguiente regreso al proscenio trajo la curiosidad de un musical que confesó amar también, tratándose de “Kismet” de Davis y Lederer, y luego fue su despedida con “O mio babbino caro” de “Gianni Schicchi” de Puccini. Un triunfo sin dudas en este debut ante nuestro público.
Néstor Echevarría
Recital de Nadine Sierra (soprano) con Kamal Khan (piano).
Repertorio integrado con arias y piezas de Charles Gounod, Gioacchino Rossini, Richard Strauss, Giuseppe Verdi, Gustave Charpentier, Joaquin Turina, Leonard Bernstein, Heitor Villa-Lobos, Ernani Braga y Gerónimo Giménez
Teatro Colón, Buenos Aires.
Foto © Prensa Teatro Colón - Arnaldo Colombaroli