En el 3º de los 4 conciertos para el 5º programa de Otoño de la OSCyL en su Auditorio, tuvimos la 4ª visita como Director invitado del vitoriano Juanjo Mena, con consolidada carrera en USA y Europa, que contó como solista de viola con el murciano Joaquín Riquelme (1983), en la Filarmónica de Berlín desde 2010 y en cartel como colaborador de diferentes orquestas europeas.
El repertorio, de variada y atractiva escucha, controlado aún por estrictas y apropiadas medidas de seguridad, se inició con la Sinfonía nº 1 en Re M., op. 25, “Clásica” de Prokofiev, así calificada por su autor por cuanto rinde homenaje en élla a los precursores Haydn y Mozart, pero apuntando ya algún salto tonal y sorpresiva disonancia propios de su estilo. Cuatro movimientos llevados con soltura por Juanjo Mena, dejando tocar pero sin relajar la tensión, manteniendo tempi y cuidando mucho los contrastes dinámicos, prueba de su madurez técnica y artística, mostró y potenció la jovial escritura transparente y sencilla. A destacar los ternarios Larghetto y Gavotte, con la delicada intervención de violín y flauta, ajustados pizzicati de cuerdas y firme ritmo en las graves del 1º y el elegante contraste de maderas-cuerda en la 2ª, para un raudo y preciso Finale.
Riquelme y su viola Doménico Busan “ex - Ciuranna” 1780, presentaron en primicia local el Concierto en Re M. para Viola y Orquesta, IFH 69 de F. A. Hoffmeister, 1754-1812, editor y compositor alemán, en el que el solista ha de escoger los efectos en eco a ejecutar, la ornamentación, apoyaturas largas y cortas, trinos …, con partitura de sólo fortes, pianos y crescendos. Riquelme hizo una versión espléndida, mostrando soberbia habilidad técnica y exquisito sentido musical basado en una excelente afinación, que le permitieron bordar la cadenza erizada de virtuosismo e ir presentando los temas principales de las 3 movimientos, servido por Mena y sus músicos con suma delicadeza y ajuste; el Adagio en Re m. tuvo profunda musicalidad, todo el Concierto envuelto entre aromas claramente mozartianos, que lo emparentaron con la Sinfonía anterior. El éxito fue rotundo y merecido para todos y señalado para el violista, que nos regaló perfecta y emotiva Allemande de la Suite I de Bach.
Las Variaciones concertantes, op. 23 de Ginastera, que el bonaerense dedicó a sus mentores Leonor H. de Caraballo e Igor Markevitch que las estrenó, cerraron programa. Calificadas como “nacionalismo subjetivo”, desarrollan 12 temas enraizados en el folklore argentino sin citas textuales pero sí giros y ritmos, expuestos en tema, siete variaciones continuas para otros tantos solistas, dos interludios, tema y malambo final. Mena las conoce, plantea y dirige a la perfección, estableciendo relaciones y polirritmos con claridad; como los solistas cello, arpa, flauta (qué bien su difícil variación giusta), clarinete, viola (buena noche para el instrumento), tranquilos oboe y fagot, trompeta y trombón, violín y contrabajo expresivo, estuvieron sembrados; los interludios de cuerdas y vientos cuidados y con gusto, el remate del Rondó final para el tutti orquestal fue vibrante y brillante como corresponde a tan electrizante malambo gaucho. Lógicas ovaciones, saludos y salidas como feliz despedida.
José Mª Morate Moyano
Joaquín Riquelme, Sinfónica de Castilla y León / Juanjo Mena.
Obras de Prokofiev, Hoffmeister y Ginastera.
Sala sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid