El pasado sábado 16 de noviembre, la Universidad Autónoma de Madrid celebró el segundo concierto de su ciclo en el auditorio nacional. En esta ocasión la música giró en torno a la figura del filósofo y científico francés René Descartes, en un juego entre lo científico y espiritual. El concepto, un tanto arriesgado, se centró en ideas sobre el misticismo de una época en la que los compositores buscaban nuevas formas de composición por medio de diferentes disciplinas. Y es que nos trasladamos a la Francia de mediados del S. XVI y principios del XVII por medio de un repertorio barroco infrecuente y poco conocido, donde, por medio de las pasiones, se buscaba un tipo de música más expresiva, apelando a los sentimientos para llegar a todo oyente explorando el significado que la propia música puede aportar. Nos adentramos en la Teoría de los Afectos.
La apertura de este atípico concierto fue por medio de una variación instrumental llamada Excuse moi, interpretada a flauta de pico por Anna Margules, que demostró una pulida técnica durante el concierto con diferentes tipos de flauta, sacando un sonido pulcro y cargado de belleza. Por su parte, el carismático actor Fernando San Segundo interpretó el papel de Descartes, quien tuvo la difícil tarea de explicar al espectador qué estaba escuchando por medio de los aspectos filosóficos de mayor relevancia de la vida y obra del filósofo francés, mientras los relacionaba y conectaba con la interpretación de los músicos. Las fantasías, interpretadas a dos voces por las violas da gamba, así como la presencia de la cuerda pulsada interpretada por Ramiro Morales, se interpretaron con una perfecta coordinación, creando una atmósfera de matices y dinámicas plagadas de sensibilidad y buen hacer que consiguieron transportar al espectador al pleno siglo XVI.
Quien tampoco defraudó fue Íñigo Aranzasti, cuya interpretación al violín estuvo plagada de una sensibilidad única, demostrando un buen conocimiento del instrumento, por un lado, y un control excepcional del complejo repertorio por el otro. Fue sin duda quien más destacó en el concierto, sin restarle méritos al resto de la agrupación. Por si fuera poco, la presencia del órgano, por su parte, corrió a cargo de Felipe López Pérez, cuya impresionante interpretación llenó de potencia y claridad la sala de Cámara. La presencia de la soprano Manon Chauvin fue notable en Si sufro por ti morena, y Yo soy la locura. Su aterciopelada voz y el control que esta cantante tiene de su instrumento hizo que su intervención brillara con luz propia, dejando al espectador con ganas de más.
De este modo, el Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la UAM dejó atónito al público, demostrando que hay una belleza oculta en lo desconocido. Merece la pena arriesgar por un repertorio distinto y darle una vuelta de tuerca al modo de hacer las cosas, dando a conocer a compositores no tan relevantes, y evitando así su caída en el olvido. Un hecho por el que el resto de ciclos deberían tomar nota para el futuro. Y es que, al fin y al cabo, "la música, como la ciencia, no conoce fronteras".
Diego Peláez
Música poética. Los espíritus animales.
52 Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música (CSIPM-UAM)
Obras de Jakob Van Eyck, Guillaume Dumanoir, Nicolas Metru, Henry du Mont, Eustache du Caurroy, Muchael Praetorius, Gabrielle Bataille y Henri de Bailly.
Auditorio Nacional, Madrid.