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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Murciélago de altos vuelos - por Juan Antonio Llorente

Munich - 02/08/2024

Después de una acumulación de dolor en los últimos títulos -por exigencia del guion y/o por lo disparatado de algunas propuestas-, los operófilos muniqueses y los visitantes que acuden a la llamada de este festival lírico cada vez más prestigiado, han podido disfrutar en el cierre de la presente con lo que veían sobre el escenario. Más aún: participar de la fiesta cantando y zapateando con alguno de los platos servidos fuera de carta, como es de rigor en un título como Die Fledermaus, la más popular de las operetas de Johann Strauss, hijo del mayor artífice del vals junto a Joseph Lanner.

Para este título -encaramado a la Literatura Musical gracias a su impagable obertura- inspirado en Le réveillon, vaudeville francés firmado por Meilhac y Halévy, libretistas de la Carmen de Merimée, Johann Strauss, siguiendo la estela de su padre, siembra la acción de valses, polkas, galops… Como si se tratase del famoso Concierto vienés de Primero de Año. Con esa idea se incluyó el estreno de este Die Fledermaus dentro de la programación navideña de la Bayerisches Opera. Aventura arriesgada, pudieron pensar, recurriendo con la Dutch National Opera de Amsterdam a una coproducción, algo poco habitual para el Teatro. Pero el resultado ha sido más que satisfactorio.

Para el trabajo escénico se pensó en un maestro en estas lides, el australiano Barrie Kosky, que traslada la acción, sin ningún rasguño, a los años locos del pasado siglo que, por la vía del Kabarrett, preludiaría el advenimiento de años menos luminosos. En un momento igualmente alocado como cuando, hace exactamente siglo y medio, se estrenó en el Theater an der Wien de la capital austriaca. El mismo que conoció la première de La Flauta Mágica, otro título tratado con maestría por Kosky que ha recorrido y sigue recorriendo el mundo.

A la hora de servir la acción para Die Fledermaus, ha establecido dos bloques diferenciados: los actos primero y segundo, monumentales paneles -ampliación de recortables infantiles- de edificios y palacios vieneses y  un mínimo de elementos mobiliarios, muy bien resueltos por Rebecca Ringst, habitual compañera de aventuras de Kosky. Para el tercero, el reverso de los módulos anteriores: escaleras metálicas configurando los espacios de la estrafalaria cárcel llena de celebridades de la nobleza y las finanzas- seguro que la intención no es inocente- en la que se resolverán los equívocos y dará paso al número final.   

En el foso, poniendo a prueba los reflejos de la orquesta titular, que sabe salir victoriosamente de cualquier embate, Constantin Trinks, transporta a la audiencia en volandas desde la inimitable obertura hasta el final, donde ésta se recrea con voces.

En ese punto, luciendo sus habilidades canoras, que mantiene frescas, la gran Diana Damrau, siembra el pentagrama de coloraturas y agilidades. Las mismas virtudes con que -¡oh sorpresa!, deleitó al público la soprano Nikola Hillebrannd que, por tesitura y actitud, y como muniquesa, apuntaría a heredera natural de Damrau.

Como maestro de ceremonias de esa fiesta alocada -con “amigos de todos los sexos”, diría Aznavour-, el príncipe Orlofsky, encomendado al contratenor británico Andrew Watts, que lo plantea con maestría en la línea de esa Baba la Turca que tantas veces ha encarnado.

Para satisfacción del público, dos nombres de barítono familiares -Georg Nigl y Kevin Conners- sobresalieron respectivamente en sus cometidos. Una sorpresa adicional fue el tenor de San Francisco Sean Pannikar como Alfred, el tenor-amante, que en un juego de improvisaciones, interpreta fragmentos de óperas familiares, desde el Nesun Dorma al Lucevan le stele que podría haber rivalizado con el mismo tema cantado un día antes por Kaufmann.

Loable el trabajo del cuerpo de baile organizado por el austriaco Otto Pichler, especializado en montajes de los grandes musicales, que traslada con acierto a algunos números de la obra de Strauss. Las ovaciones, que tenían mucho de desahogo, premiaron con generosidad a todos los participantes.

Juan Antonio Llorente

 

Diana Damrau, Georg Nigl, Martin Winkler, Kevin Conners, Nikola Hillebrand, Andrew Watts, Sean Pannikar…

Orquesta y coros de la Ópera de Baviera / Constantin Trinks.

Dir. Escena: Barrie Kosky.

Die Fledermaus, de Johann Strauss.

Bayerische Staatsoper. Munich 31 julio 2024

 

Foto © Wilfried Hoesl

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