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Crítica / Mujeres compositoras de pleno romanticismo - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 06/10/2021

El Trío Magnacore, formado por Yulia Iglinova al violín, Javier Alvares al violonchelo y Vadim Gladkov al piano, ofreció un recital titulado "Mujeres compositoras", con sendos tríos con piano de Clara Schumann, o Wieck como ustedes deseen, y Fanny Mendelssohn, dentro de la temporada del recién ciclo de conciertos organizado, entre otras actividades, por el Club Monteverdi madrileño.

Mendelssohn y Wieck-Schumann, dos mujeres compositoras de lleno en la órbita musical germánica del más genuino romanticismo. Dos compositoras y dos obras, dos tríos, también centrales de sus respectivos catálogos, escritos, como bien culminó su relato introductorio Yulia Iglinova: "casualmente, el mismo año 1846". Año, por cierto, relativamente central, también, en el propio siglo XIX.

Un ambiente que recordó las veladas de cámara “de época”, con aquella amplia sonoridad que al tiempo envuelve y subyuga al oyente. Una sonoridad poderosa, la de este trío con piano, ajustada a las salas palaciegas. Salas, pues, como ésta. Una sonoridad que, sin embargo, se pierde en la aquilatada acústica de los modernos auditorios, aún en sus auto-denominadas "salas de cámara". Salas, por lo general, muy por encima de las características arquitectónicas y, por ende, acústicas, que estas veladas suponían en aquel siglo XIX; especialmente en lo que a la distancia y la consecuente proporción de sonido directo, no reflejado, se refiere.

Apasionamiento romántico, de inicio, en el esquema formal de sonata con el Allegro moderato del Trío en sol menor op. 17 de Clara Schumann. Sólida cuadratura que adquiriera un punto de gracia, en el Scherzo y trío, con sus breves pulsiones emotivas. Una emoción que se extendió, así, a un Andante, especialmente movido.

El Finale, con muy diversas secciones y texturas, fugado incluido, dio a todo el macro-conjunto del Trío de Clara Schumann, ese halo de notoriedad que está veterana forma siempre aporta.

Un obra bella, bien trazada e interpretada hoy, equilibrada en muchos de sus aspectos, formales y tímbricos, pese a su lógica querencia emotiva de raíz romántica.

Fanny Mendelssohn apostó, de principio, en su Trio en re menor op. 11, por un piano prominente, virtuoso y perlado, en cierto modo, “marca de la casa”. Era su tempestuoso Allegro molto vivace. Un primer movimiento espectacular, más aún en este marco palaciego como dije, no sólo por su intrincado despliegue pianístico, sino por la energía que desprende y sus peculiares figuraciones, que, al fin, pasarán a la cuerda. Todo un brete interpretativo de arranque que se extendiera a sus otros tres movimientos posteriores, resuelto con solvencia por el Trío Magnacore.

Como propina, al margen ya de aquel titular del concierto, la melosa serenidad cantabile de la Segunda danza argentina "de la moza donosa" de Alberto Ginastera, en versión para trío con piano.

Un nuevo ciclo en un marco con todos los ingredientes para celebrar, en su entorno natural, esta excelente y brillante música de cámara y solista.

Luis Mazorra Incera

 

Trío Magnacore: Yulia Iglinova, violín; Javier Alvares, violonchelo; y Vadim Gladkov, piano.

Obras de Fanny Mendelssohn, Clara Schumann y Alberto Ginastera.

Club Monteverdi. Madrid.

Foto fuente Twitter / © Adolfo Ortega @aortegah

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