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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Mozart por encima de todo - por Paulino Toribio

Madrid - 01/03/2022

El pasado día 26 de febrero, dentro del Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, del Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la UAM, pudimos escuchar a la Orquesta de Cámara del Concertgebouw en un concierto dedicado en exclusiva a Mozart, “Mozart en Viena”. En programa, la Pequeña serenata nocturna KV 525 (1787), el Concierto para piano y orquesta nº 12 KV 414 (1782), el Adagio y Fuga KV 546 (1788) y finalmente el Concierto para piano y orquesta nº 14 KV 449 (1784). Todas estas obras las compuso Mozart en Viena entre los años 1782 y 1788.

El comienzo del concierto fue algo azaroso, puesto que a la entrada del auditorio un reducido grupo de personas se manifestaron en protesta por el abandono que han sufrido algunos jubilados en su relación con la Universidad Autónoma. Pitos y bocinas que distorsionaban la antesala de una velada mágica y que observaba con cierto estupor algún miembro de los cameristas holandeses. Sus razones tendrán, lo desconocemos. Recordemos que este concierto estuvo organizado por la Universidad Autónoma en su cincuenta Aniversario y como Homenaje a Tomas Luis y Valiente.

La Orquesta de Cámara del Concertgebouw se mostró unida, seria y con una voluntad de extraer la más pura esencia mozartiana. El sonido era en todo momento demasiado discreto, profundizando en los planos más íntimos de unas dinámicas casi evanescentes. Como si se tratara de un ligero perfume que no quiere ser mostrado abiertamente como tal.

La disposición de la orquesta con los violines primeros en oposición a los segundos, a nuestro parecer dificulta un equilibrio de sonoridades y timbres que puede resultar óptimo en una sola pequeña o en un Palacio al uso, pero en la Sala Sinfónica del Auditorio, con apenas una veintena de músicos, no es la mejor opción.

Los músicos holandeses se emplearon con seguridad y confianza, si bien la OCG es una agrupación que data de 1987, la mayoría de los integrantes en esta ocasión no pasaba de los  veintitantos. El pianista Ronald Brautigam, especialista en este repertorio, tocó con mucha fluidez y sentido práctico del discurso mozartiano, lo cual no es frecuente, aunque a menudo rodaba en solitario, ajeno a lo que ocurría a su alrededor. Será una concesión que se hacen algunos solistas que tienen muy prefijado su discurso. 

En el Adagio y Fuga KV 546, el Concertino se dirigió al público de manera coloquial al tiempo que rompía la cuarta pared en un inglés atropellado y poco audible. Todo para organizar un extraño juego-Concurso. Sacó a escena a dos voluntarios de tal manera que durante la fuga debían contar en una libreta el número de veces que aparecía el tema principal de la fuga, al más puro estilo de un concierto pedagógico, los mantuvo en escena sentados cara al público, la verdad es que no dábamos crédito. 

54 veces es el número mágico que Mozart emplea en su fuga. Uno de los voluntarios estuvo muy cerca, a tan sólo un punto de llegar hasta este número y por tanto se ganó el premio.

Por encima de todo, la manifestación de la entrada, la colocación de los músicos, las bromas y concurso con regalito, el sábado pudimos escuchar la riqueza de un Mozart sugerente siempre, fresco, vivaz y maravilloso.

Paulino Toribio

 

Sala Sinfónica, Auditorio Nacional

Centro Superior de Investigación y Promoción de la Música de la UAM

Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música

Orquesta de Cámara del Concertgebouw

Ronald Brautigam, piano

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