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Crítica / Meditativa lectura de 'El Mesías' - por José Antonio Cantón

Alicante - 31/12/2024

El maestro Frieder Bernius, fundador del Coro de Cámara y la Orquesta Barroca de Stuttgart en 1968 y 1985 respectivamente, es considerado como una autoridad de máximo reconocimiento artístico en la interpretación de la música del periodo barroco siguiendo criterios musicológicos con carácter historicista, lo que le ha llevado a obtener numerosos premios fonográficos, méritos que hacían que su presencia en la programación principal del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) significara una de las citas más destacadas de su temporada de conciertos. Lo hacía con el oratorio El Mesías, HWV 56 de George Friedrich Händel, obra referencial de esta forma musical en la que, siguiendo el autor las directrices de las antiguas pasiones y cantatas alemanas, su propia voz creativa se distingue de manera singular dentro del panorama general de la música europea de los siglos XVII y XVIII. En esta orientación expresiva ha estado la clave de la interpretación de la obra en esta ocasión, para la que se ha contado con un cuarteto solista de gran nivel vocal y elevada prestancia estilística.

Tales cualidades quedaron resaltadas ya en las dos primeras intervenciones del tenor polaco Krystian Adam: el recitativo acompañado Comfort ye my people y el aria Ev´ry valley shall be exalted, cuyo texto tomado de Isaías (40:4) requería cierta exaltación expresiva que con gran acierto realizó el cantante, emitiendo una gran proyección y volumen vocales con admirable afinación. A continuación el coro eclosionó con el famoso himno And the glory of the Lord, con el que Händel presenta su distinguida y distinguible creatividad en fondo y forma en este ámbito musical. La disposición de sus componentes en un amplio arco lineal envolviendo a la orquesta llevaba a pensar que podía producirse cierta dispersión de las voces, efecto que no llegó a darse por la excelente reverberación de la acústica de la sala.

El bajo-barítono croata Krešimir Stražanac entró en acción seguidamente con una fuerza y tensión dignas de admiración, dando un sentido dramático a las profecías de Hageo (2:7 y 8) y Malaquías (3:1) en las que se manifiesta el poder omnímodo de Dios y la aparición de lo que representa el mensaje del Ángel de la Nueva Alianza que instauró Cristo en su Última Cena, anunciando el Nuevo Juicio en la segunda escena de la obra. El sentido del texto escogido por el libretista Charles Jennens quedaba plenamente justificado por la impresionante música de Händel, que exige un conocimiento previo del texto casi teológico por parte del director para desarrollar con máxima eficacia la grandeza de su inspiración. De ahí el cuidado que tuvo Frieder Bernius en expresar esta obra resaltando los métodos compositivos y la vocalidad de la ópera italiana de mediados del siglo XVIII de los que Händel era un consumado maestro, al tiempo que mantuvo un sólido estilo alemán, hilo conductor que ha primado en su dirección sobre la elegancia de la escuela francesa y la sencilla audacia de la música inglesa, también apuntados en la obra El contratenor neerlandés Maarten Engeltjes intervino con especial complacencia para el oído y escucha del buen aficionado al canto en el aria But who may abide the day of His coming que recoge las palabras del profeta Malaquías anunciando la venida del Mesías, pasaje muy acertadamente justificado por el coro siguiente, And he shall purify the sons of Levi, que cierra la escena segunda del oratorio.

Después de la contrastante Pifa, página instrumental que abre el espacio dedicado a La Adoración de los Pastores, la soprano de ascendencia islandesa y escocesa Hannah Morrison protagonizó magistrales intervenciones convirtiéndose en el principal foco de atención para el auditorio en las dos últimas escenas de la primera parte de la obra, dado el precioso timbre de su voz realzado por la coloratura contrastante que empleó en el dúo con Maarten Engeltjes previo a su coro final.

En la segunda parte, dedicada a la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión de Jesucristo, los solistas mantuvieron un alto nivel de expresividad, canto y musicalidad, destacando de manera brillante el bajo en la complicada aria, Why do the nations so furiously rage together recogida en el número cuarenta, dado su trepidante ritmo y la precisión en la colocación vocal que requiere ante los arriesgados saltos interválicos que propone Händel. Antes el coro exhibió una gran flexibilidad en el pasaje Let us break their bonds asunder, que el maestro Bernius planteó como un ágil anticipo contrapuntístico del famoso Hallelujah, que el coro expresó con gran regocijo sin llegar al expansivo júbilo de la tradición británica, tan asentada en las preferencias del público. Con su particular expresividad, llegaba a percibirse en este momento crucial del oratorio la prevalencia de Dios sobre todo tipo de adversidades.

La preciosa voz de Hannah Morrison volvía a destacar en el aria I know that my Redeemer liveth que abría la parte final de la obra antes de la brillante intervención del bajo Krešimir Stražanac cantando los dos pasajes que hacen referencia al día del Juicio Final, siempre muy bien acompañado por la trompeta que, desde su destello tímbrico y cuidada afinación, dejaba una excelente impresión antes de la complaciente y serena aria final cantada por la soprano, God be for us, who can be against us? (Romanos 8:33-34), donde Händel expresa con esa auténtica singularidad de compositor genial los sentimientos de misericordia y redención divinos.

El Amen significó todo un acto de fe desde la aclamación que significa vocal y musicalmente esta obra universal cuando es transmitida por un intérprete cabal en las formas musicales y en el espíritu cristiano que alienta este oratorio como ha demostrado ser el maestro Frieder Bernius, que ha impulsado su sonido y su canto con meditativa serenidad, que llevaba al oyente a situarse en un recogimiento personal más allá de la belleza y el impactante poder de la genial inspiración de su música.

José Antonio Cantón        

                                            

El Mesías de Georg Friedrich Händel                                                           

Kammerchor y Barockorchester de Stuttgart.

Solistas: Hannah Morrison (soprano), Maarten Engeltjes (contratenor), Krystian Adam (tenor) y Krešimir Stražanac (bajo).

Director: Frieder Bernius.

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 20-XII-2024

 

Foto: Kammerchor y Barockorchester de Stuttgart.

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