J-Ch. Spinosi y su Ensemble Matheus cerraron el Ciclo Antigua en la Sala de Cámara de forma anómala, pues sólo ofrecieron Las cuatro estaciones de Vivaldi, ocupando el Maestro y un traductor el resto del tiempo con breves ejemplos musicales y explicaciones sabidas, todo ello sin anuncio previo. La versión resultó caprichosa y retocada, de lo que no fueron culpables los “Matheus” (excelentes violista, clavecinista y cellista del continuo) sino el propio Spinosi, que parece tomar a broma todo aquí últimamente. El arreglo del Summer time del Porgy&Bess de Gershwin, añadido al final, fue lo más serio del mini-concierto.
Pasión y razón es el título dado por Julio García Merino, Bibliotecario de la OSCyL y Comisario de la Exposición, a la muestra que sobre la vida y obra de quien fue su Director emérito, Jesús López Cobos, se visita en el CCMD; concienzudo trabajo: video, carteles, programas, cartas, fotos, grabaciones y anécdotas, recorren su amplia trayectoria profesional, regida siempre por la Pasión por la Música y la Razón como rectora e inspiradora de la misma. Todo un homenaje, que se amplió respetando dos programas diseñados por él conforme a esos criterios y que ya no pudo dirigir; Brahms protagonista y el pianista onubense Javier Perianes intérprete de los Conciertos 1 y 2, Re m. y Si b. M., ops. 15 y 83. Andrew Gourlay asumió el 1º, completado con la Sinfonía nº 26 en Re m. “Lamentatione” de Haydn y Variaciones sobre un tema de Haydn, op. 56a del hamburgués en su 1ª época; y Pablo Casado asumiendo el 2º, más su Sinfonía nº 3 en Fa M., op. 90, del Brahms más maduro, para excelente panorámica del autor.
El Titular Gourlay tuvo a un pianista que se plegó a sus tempi, que obtuvo un hermoso color en su sonido, haciendo un Adagio primoroso con las cuerdas graves y con excelentes maderas, con un toque exquisito y un ataque brillante en el Allegro final. Perianes se ganó al público a base de calidad y hubo de premiar esa entrega con el Nocturno, op. 54/3 de Grieg, meditado y finísimo. El Maestro, salvo una caída de tensión en el Poco più moderato; feliz intervención del dúo flauta-oboe y trompas III y II. Completó 18º de temporada con primicia orquestal, Sinfonía “Lamentatione” de Haydn, 19 músicos en pie y dos cellos (sin el color del clave ausente), al detalle, correcta, pero falta de ese espíritu preciso, Menuet como mejor momento. Las bellas Variaciones brahmsianas sonaron limpias, vientos acertados y relaciones poco diferenciadas.
En el 19º, Perianes volvió a triunfar, con un Heras-Casado que se mostró muy energético, natural y conocedor en tan difícil acompañamiento, ayudando a los atinados contrastes dinámicos del pianista, con excelente colaboración de la trompa inicial y del cello solista en el bello Andante, ambos dulces y sentidos, como el trío clarinete-fagot-piano, rematando éste el Concierto con gracia verdadera. La Sinfonía, también complicada, tuvo apropiado romanticismo, buen gusto y expresión, pudo haber mayor amplitud en el Poco Allegretto y tuvo su pasión el Allegro, todo en un nivel contenido y algo menos logrado que el Concierto. Bonito recuerdo ambos días.
José Mª Morate Moyano
Sinfónica de Castilla y León, Javier Perianes/A. Gourlay/P. Heras-Casado. Obras: Haydn, Brahms.
Sala Sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid.
Foto: Perianes volvió a triunfar con Heras-Casado (foto de Vanity Fair)