No visitaba el ciclo madrileño Grandes Intérpretes, Maria Joao Pires, desde 2015. Y, además, su concierto estaba programado, como apertura del ciclo 2022, el pasado enero (cancelado por culpa de la pandemia). Por eso la expectación era la propia de las grandes ocasiones, respondiendo el público en número (apreciable) y en la intensidad de sus aplausos. Además, antes de cualquier apreciación, hay que destacar el buen estado de forma de la pianista, próxima a los 80 años. Un milagro.
Pires optó por repetir Schubert, como en su concierto anterior (en aquella ocasión junto a un joven discípulo, Julien Libeer), con un pequeño inciso en Debussy, una versión preciosa de la Suite Bergamasque. El Debussy de Pires parece esencialmente objetivo. Es cierto que, siendo la Suite una obra de juventud, todavía no refleja plenamente las texturas cromáticas con las que su piano posterior revoluciona la historia del instrumento. Pires es consecuente y optó por una interpretación transparente y clara, ajena a cualquier intencionalidad más allá de la partitura.
Un piano intenso, generoso en pedal, y sin ninguna vocación anticipativa respecto al catálogo posterior del francés.
Más interesante resultó su Schubert. Y, contra pronóstico, especialmente su interpretación de la Sonata D.664, con la que arrancó el concierto. Un Schubert luminoso, que Pires pareció interpretar desde una óptica más mozartiana que beethoveniana. Pocos pianistas son capaces de enfrentarse a las delicadas melodías de este Schubert como la portuguesa.
La inmensa Sonata D.960 la reservó para la segunda parte. Una lectura soberbia. El moderato inicial es, en si mismo, un universo musical, y Pires entró en el mismo con absoluta intensidad. El piano de Schubert de sus últimos años se presta, como pocos, a un estado de ánimo otoñal y doliente. Pires optó, como en Debussy, por una interpretación objetiva. Sin dejarse llevar en exceso por el lamento subyacente de la obra. Algo más sombría resultó su versión del Andante. Pero, en conjunto, una versión realmente emotiva. Cada vez son más los pianistas que llegan a este Schubert final en su fase de madurez (Sokolov, Zimerman…).
Es el caso de nuestra pianista, aunque la larga extensión de la obra se tradujo en un cierto cansancio al final de la obra. Grandes Intérpretes aprovechó para preanunciar algunos de los pianistas que visitarán el ciclo en 2023, sin que se incorpore, por el momento, ninguna novedad.
Siguiente parada, Alexandre Tharaud, que nos visitará por segunda vez tras su presentación en 2016.
Juan Berberana
Maria Joao Pires, piano.
Obras de Schubert y Debussy
Ciclo Grandes Intérpretes (Fundación Scherzo)
Auditorio Nacional, Madrid.
Foto © May Zircus