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Crítica / Mamma mia! - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 11/01/2024

Activa expectación de entrada en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Música. Bulliciosa podría decirse incluso. No es habitual este movimiento y, los dimes y diretes previos al concierto en un ciclo como el Satélites, donde se concita el potencial más especializado, camerístico y vocal, que atesoran los Orquesta y Coro Nacionales de España.

La megafonía, por su parte, dando las habituales instrucciones a un nivel acústico, también, parejo, nada habitual… inusitado… Pero es que tampoco el programa era el habitual… quizás, un tanto a tono con las fechas navideñas, aún latentes: — “¡Jey!”

Y, sí, con el elenco vocal y piano citados bajo estas líneas, el amplio mundo del musical representado por algunos de sus hitos más célebres y exitosos, va a ser el protagonista absoluto de esta jornada, comenzando por Sister Act y acabando por ABBA…: — Mamma mia!

Bueno, para ser sinceros, de Sister Act se escuchó apenas un breve apunte de inicio («I Will Follow Him») aún desde los pasillos de la platea para, ya en el escenario, enlazar con un popurrí de la película y musical de Oscar Hammerstein II y Richard Rodgers… (¡han acertado…!): Sonrisas y lágrimas.

Tocando, así, los títulos más populares (o popularizados, que tanto da a estas alturas) nos trasladamos a la ópera… Sí, a una ópera… con fantasma y todo…: «The Music of the Night». Una obra que manifestó mayor compromiso técnico, vocal e instrumental incluso.

Y, de oca a oca, Leonard Bernstein y su pizpireta «I Feel Pretty» (del inolvidable West Side Story) con carácter desenvuelto que, como antes en aquellas primeras sonrisas y lagrimas (más sonrisas que lágrimas, en realidad) del “Sonido de la música” (The Sound of Music), hizo las delicias del público.

Los miserables de Claude-Michel Schönberg y Ed Lojeski, con su intensa querencia marcial, puso a prueba el registro más grave de la tesitura del sexteto, en especial por la combinación de un acompañamiento pianístico envolvente.

Con El golpe del «(The) Entertainer» de Scott Joplin en versión al piano, a modo de apropiado intermedio instrumental, arrancó una imaginada segunda parte, de nuevo, con… Lloyd Webber y su célebre «Memory» (de Cats).

En figurada intimidad y sentadas en el proscenio, del genial Henry Mancini, su «Moon River» (Desayuno con diamantes).

Y, como dije, una versión con preludio adornado de algún que otro elemento compositivo y armónico… del Mamma mia! de ABBA.

Una Mamma mia! que dio comienzo a otro popurrí del musical, en oportuna simetría con lo acontecido con las Sonrisas y lágrimas iniciales.

La (prudente) interacción con las palmas del público dio paso, pronto, a una mayor espontaneidad (en encomiable contratiempo, por cierto, con el eurovisivo Waterloo que remataba este florilegio).

Un concierto con relativo desenfado, Pantera rosa de Mancini y Waterloo de nuevo, de bises… y cierto espíritu de homenaje a una cultura contemporánea impregnada hasta el tuétano del universo fílmico (metaverso dirían ahora a su imagen virtual global y personalizada… pero esto es otra historia…).

Un séptimo arte que ha modelado y proyectado por doquier estos musicales y sus pegadizos temas…

Luis Mazorra Incera

 

Rebeca Cardiel, Paloma Friedhoff y Francesca Calero, sopranos; Beatriz Oleaga, Rosa Ramón y Marta Caamaño, mezzosopranos; Brais G. Maceiras, piano.

Obras de Franck Pourcel & Paul Mauriat, Oscar Hammerstein II & Richard Rogers, Andrew Lloyd Webber & Charles Hart, Leonard Bernstein, Claude-Michel Schönberg & Ed Lojeski, Scott Joplin, Henry Mancini, y… ABBA.

OCNE-SATÉLITES. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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