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Crítica / Malikian & Le Petit Garage: Un producto de sí mismo - por Paulino Toribio

San Lorenzo de El Escorial (Madrid) - 10/05/2021

Un nuevo espectáculo de Ara Malikian en el Teatro Auditorio del Escorial, tras el parón de la pandemia, Le Petit Garage, esta vez con unos pretendidos tonos más discretos, íntimos, buscando a su vez una globalización cultural y sintiendo la responsabilidad del músico que refleja lo que sucede a su alrededor.

Partiendo de sus propias raíces, de su propio barrio, Malikian nos expone una serie de temas en los que juega con una sensibilidad siempre a flor de piel, directa, dura en muchas ocasiones, extravagante, inconformista, transgresora. Especial delicadeza en su tema final “Nana arrugada”, dedicada a los mayores y a la soledad que han sufrido  y sufren las víctimas de esta pandemia.

Malikian es un guerrero que blande su arco en los escenarios, que aprieta las cuerdas de su violín hasta romper decenas de crines por concierto, es un grito que surge de lo más profundo de la tierra, con más o menos sentido, con reivindicación, buscando el agua de las entrañas de unos campos yermos, saltando y brincando como un poseso.  Muy alejado ya de sus devaneos con el mundo clásico, su violinismo queda a menudo relegado a un campo de batalla y experimentación, desde un sonido tierno, sutil, como extraído de una infancia difícil e inexistente hasta un sonido crispante, revolucionario, duro y explosivo.

Le acompañaba esta vez el pianista cubano, “Melón”, un joven talentoso, despierto, vivaz, ágil, inteligente, que le hacía de soporte armónico, de base de inspiración también. A todo ello se sumaba un complejo sistema de luminotecnia a cargo de Illana, entre la psicodelia, el cabaret y la fiesta zíngara.

Malikian no pasa inadvertido, no sabemos si es un león con piel de cordero, o al revés, un cordero vestido de león. Se metió al público en su primer monólogo, porque Malikian es ahora un gran orador, desde la ternura de su complicada infancia y juventud se ríe de sí mismo y hace reír.

Nos habló de sus primeros bolos amenizando bodas judías, de su luthier preferido e inexistente, el gran Ravioli, de los figurados ensayos de ballet con su acompañante “Melón”, de sus años en el foso del Teatro Real, etc. ¡muy divertido todo! El público encantado, puesto en pie al final del espectáculo, aplausos, vítores.

Los que fuimos buscando a un violinista que nos encandiló hace veinte años con sus grabaciones de Bach y Paganini, nos quedamos algo decepcionados y escépticos. Demasiado repetido, los mismo saltos y brincos, los mismos finales a la zingaresa, poca variación en sus recursos compositivos y violinísticos, rudeza extrema de sonido, megafonía que tumbaba las paredes, en resumen, una vuelta más de tuerca a su manido aunque exitoso personaje. Malikian es más que nunca un producto de sí mismo.

Paulino Toribio

Le Petit Garage

Ara Malikian, violín / Ivan “Melon” Lewis, piano

Teatro Auditorio del Escorial (Teatros del Canal), 2 de Mayo 2021

Foto: “Malikian es un guerrero que blande su arco en los escenarios, que aprieta las cuerdas de su violín hasta romper decenas de crines por concierto, es un grito que surge de lo más profundo de la tierra, con más o menos sentido, con reivindicación, buscando el agua de las entrañas de unos campos yermos, saltando y brincando como un poseso” / © Diario de Mallorca

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