Dentro del ciclo orquestal del Festival Internacional de Música y Danza de Granada este año se ha invitado por segunda vez a la Mahler Chamber Orchestra, bajo la dirección de Klaus Mäkelä, director residente de la edición de este año. El programa escogido se centró en el repertorio del nacionalismo nórdico de finales del siglo XIX y comienzos del XX, con obras de Jean Sibelius y Edvard Grieg.
Klaus Mäkelä es una figura emergente de la dirección orquestal que ha sorprendido a público y crítica por la calidad y frescura de sus interpretaciones. De gesto amplio y preciso, demuestra tener un control absoluto del tejido orquestal, al que demanda con eficacia aquellos elementos distintivos que conforman su idea de la música. Su dirección se muestra madura y elegante, pese a su juventud; y es que, como ha declarado el director finlandés, para él dirigir es una cuestión de comunicación, algo que demostró llevar a cabo a la perfección al frente de la Mahler Chamber Orchestra.
El concierto se abrió con El cisne de Tuonela de Jean Sibelius, un autor bien conocido por Klaus Mäkelä, ya que ha grabado parte de su producción, incluidas sus siete sinfonías, con una visión renovada. El director construyó una versión muy plástica de este poema sinfónico en la que el sonido surgía de manera orgánica de los instrumentos, creciendo a partir de los armónicos más profundos y sutiles hasta desplegarse en todo su esplendor. Así, a partir del silencio, tan valorado por Sibelius, articuló la aparición progresiva de las cuerdas hasta definir finalmente el motivo arpegiado que conforma el bajo de la pieza. Sobre este tapiz sonoro emergió elegante y con presencia la melodía del corno inglés, la voz del cisne que nada en el reino de los muertos. Perfecta en equilibrio y rica en colores, el resultado cautivó al público del Festival.
Esta breve página sirvió como preludio al Concierto para piano y orquesta en la menor op. 16 de Edvard Grieg, en el que Javier Perianes interpretó la parte solista con deslumbrante vigor y destreza. El pianista acometió el primer movimiento Allegro molto moderado con la seguridad y firmeza que le caracterizan. Su discurso, con un perfecto balance entre las líneas principales y el rico entramado de motivos secundarios, obtuvo un desarrollo brillante y dinámico; sin aparente dificultad, pese a tratarse de una partitura compleja y exigente, recorrió las teclas del piano en sus múltiples escalas de acordes, arpegios y saltos, evidenciando por qué es uno de los pianistas españoles de mayor proyección. Mäkelä, por su parte, equilibró magistralmente las partes orquéstales para diseñar la rica dialéctica existente con el solista.
El segundo movimiento, más contemplativo, es un bellísimo Adagio de las cuerdas, enriquecido con los pasajes de arabescos y juegos melódicos del piano; nuevamente la sintonía entre Mäkelä y Perianes fue sublime, como también lo fue en el Allegro final, acometido con gesto rítmico y vivo por el pianista y secundado por el director. Podemos resumir con dos calificativos la sensación global de la audiencia ante la deslumbrante interpretación llevada a cabo: brillante y espectacular.
Tras una prolongada ovación del público, Javier Perianes recibió en el escenario del Palacio de Carlos V la medalla de honor del Festival. En palabras de su director Antonio Moral, este galardón reconoce la relevancia artística y profesional del pianista onubense y su compromiso en la difusión de la música española, que en los últimos veinte años ha participado una decena de veces en el Festival de Granada.
La segunda parte del programa incluyó la interpretación de la Sinfonía núm. 6 en re menor op. 104 y la Sinfonía núm. 7 en do mayor op. 105 de Sibelius, ambas interpretadas sin solución de continuidad. Mäkelä concibe las sinfonías de este autor como un reflejo de su evolución vital y artística; el estudio no sólo de las ediciones, sino también de las versiones y modificaciones que se conservan manuscritas, le han dado al director un profundo conocimiento del lenguaje y del proceso creativo del compositor.
Sus dos últimas sinfonías son para Mäkelä una síntesis de este lenguaje, y por eso decidió interpretarlas seguidas, concibiendo la fantasía sinfónica que conforma la séptima como un oportuno colofón de los cuatro movimientos de la sexta. De lenguaje experimental y estructura compleja, el director extrajo de la Mahler Chamber Orchestra unas sonoridades impactantes y muy vívidas, revitalizando ambas obras en una concepción descargada de todo romanticismo. Por el contrario, potenció aspectos como el contrapunto o los giros modales en la armonía, así como la definición de claros planos sonoros dentro de la rica tímbrica que Sibelius despliega en sus últimas sinfonías. El resultado fue, nuevamente, deslumbrante y sobrecogedor, que fue valorado por el público asistente con una ovación de casi diez minutos.
Gonzalo Roldán Herencia
70 FESTIVAL DE GRANADA
Programa: Jean Sibelius, El cisne de Tuonela op. 22, Sinfonía núm. 6 en re menor op. 104 m. 6 en re menor op. 104 y Sinfonía núm. 7 en do mayor op. 105.
Mahler Chamber Orchestra
Director: Klaus Mäkelä
Solista: Javier Perianes (piano)
Fecha y lugar: Palacio de Carlos V, 22 de junio de 2021
Foto © Festival de Granada | Fermín Rodríguez