Dentro de la serie Conciertos de Palacio, el 72 Festival de Granada nos propone un programa bien pensado donde la figura de Mahler se vuelve a erigir como protagonista: la Sinfonía Sexta, que ya de por sí podría ser presentada como obra única en cualquier concierto por su duración de 80 minutos, a la precede coherentemente Angelus Novus (Mahleriana 1) de Tomás Marco.
A estas alturas y en este lugar, no es adecuado ni necesario introducir la figura de nuestro decano compositor, pero sí debemos recalcar que, independientemente de que se comulgue con su estilo musical (o estilos musicales, pues Tomás Marco tiene muchas facetas), no se le puede negar que gracias a él nos introdujimos en Europa y España empezó a escribir un capítulo propio en la música occidental. De manera que es gratificante observar el homenaje que el Festival de Granada le está ofreciendo, nombrándole compositor residente de esta edición, y programando nueves de sus obras, la última de ellas un estreno absoluto encargo del propio Festival, Ur-Nachtmusik (Mahleriana 4).
Angelus Novus, de 1971, fue estrenada por Frühbeck de Burgos al frente de la ONE cuando esta formación realizó en la temporada 71-72 su primer ciclo Mahler. Sin recurrir a la cita directa mahleriana, en sus doce minutos de duración nos propone un juego tímbrico que inicia la obra con la sección de percusión, dejando para más allá de mediada la obra la participación de la sección de cuerda al completo, excepción hecha de dos pequeños gestos del violoncello solista y de la viola solista. Música de difícil escucha, fue aplaudida por el público siendo el propio compositor el que recogiera esos aplausos desde el escenario.
La Sexta de Mahler no es la obra más popular de este autor, al menos frente a la Primera, la Segunda o la Quinta. Dos son los principales obstáculos para que cale entre los asistentes a conciertos: formalmente los movimientos primero y, sobre todo, el cuarto, son complicados en su estructura, y emocionalmente es agotadora y desesperante, pues cualquier rayo de sol y esperanza que pudiera ofrecer es cercenado con rapidez. Sigue siendo un misterio que justamente en los años que la escribe, 1903-04, años de su mayor felicidad en los planos musical y personal, alumbre esta obra que ennegrece el porvenir de tal manera que nos asfixia en su escucha.
La Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, orquesta invitada para dos conciertos con su titular el español Gustavo Gimeno, es una formación no tan conocida pero con una calidad muy alta. Con sus más de 110 músicos en escena, demostró estar perfectamente engrasada en cuando a flexibilidad y belleza en el sonido. Gustavo Gimeno, director de gran trayectoria pero aún poco conocido en nuestro país -esta situación cambiará cuando ocupe la posición de director titular del Teatro Real en breves fechas- tiene un gesto excelente en su claridad e intención.
Su versión de la Sexta fue arrolladora en su intención de no demorarse, de tener siempre impulso y dirección hacia adelante, dándole a la obra un sentido de inexorable que la hizo aun más asfixiante en su concepción. Ya desde el inicio hizo notar una sensación de urgencia en el ritmo de marcha con el que principia el primer movimiento. No obstante, también supo transformar toda esta urgencia en el contraste requerido de los momentos líricos, como el amoroso tema B del primer movimiento, o la bella melodía del oboe teñida de pasado irrecuperable con ese salto interválico de sexta menor al comienzo del segundo movimiento.
Hay que destacar a la violín concertino en sus solos, a la sección de trompas, y también a la sección de trombones y tuba con esa memorable coda del cuarto movimiento. Como a la música en vivo se añade el componente visual, era pertinente la teatralización de los dos golpes de martillo del último movimiento bien coreografiados por el percusionista encargado de efectuarlos.
El público del Festival aplaudió largamente la obra con hasta cuatro llamadas al escenario al director, público que nos dio la impresión de que no era un habitual a los conciertos de música clásica.
Jerónimo Marín
Orquesta Filarmónica de Luxemburgo.
Gustavo Gimeno, director.
Palacio de Carlos V, Festival de Granada. 07-07-2023
Foto © Fermín Rodríguez