Comenzar la Euskadiko Orkestra su temporada 23/24 con la magna Sinfonía nº 3, de Gustav Mahler no deja de ser, al mismo tiempo, tanto un reto musical y organizativo como una oportunidad de disfrutar de una obra singular y atractiva. Así es en cualquiera de los cuatro escenarios que visita en su gira la Euskadiko Orkestra… excepto el Teatro Principal vitoriano, auténtica vergüenza de limitada infraestructura cultural para la capital de una comunidad autonómica. Hubiera sido preferible vivir la experiencia musical en el Baluarte o en el Euskalduna pero nos corresponde este teatro pequeño en el que apenas caben los músicos, hasta el punto de tener que reducir plantillas, tanto la orquestal como la coral y a ello nos hemos de adaptar.
Y sin embargo Mahler supo imponerse. Y ello ocurre porque esta orquesta tiene como director titular a un especialista en el compositor y de ello salimos ganando los aficionados vascos, sometidos en los últimos años a intensas y ricas veladas mahlerianas que, en la mayoría de los casos son, además, sinónimo de calidad.
En esta ocasión, Robert Treviño supo dibujar un proceso en el que un primer movimiento algo deshilachado fue dando paso a un paulatino crescendo musical, culminando con un Langsam memorable; y junto a este desarrollo de superación cabe destacar –una vez más- la altura vocal de la mezzosoprano lituana Justina Gringyte, sencillamente memorable: enseñó una voz carnosa, profunda, un color precioso y una dicción sentida y su O Mensch! fue por ello digno de recordar. La Sociedad Coral de Bilbao tuvo una interpretación suficiente y ayudó a que la velada culminara de forma admirable. Su disposición en el escenario no era la más adecuada pero las limitaciones de espacio tienen estas cosas.
El público vitoriano respondió, una vez más, de una forma incomprensible, con una frialdad difícil de entender, como si obras así fueran el pan nuestro de cada día. En definitiva, un comienzo de curso en el que la categoría de la música ofrecida fue capaz de superar los habituales condicionamientos de un teatro que pide a gritos una renovación.
Enrique Bert
Teatro Principal, de Vitoria-Gasteiz.
Gustav Mahler: Sinfonía nº 3 en re menor.
Justina Gringyte (mezzosoprano), Sociedad Coral de Bilbao y Euskadiko Orkestra.
Dirección musical: Robert Treviño.