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Crítica / Los Vier letzte Lieder de Strauss, el desvelo de Claire Booth - por Ramón García Balado

A Coruña - 20/04/2024

Concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia  bajo la dirección de Jonathon Heyward, destacando como solista la soprano Claire Booth, para los Vier letzte Lieder de Richard Strauss, en un programa que anunciaba el estreno de Records from Vanishing City, de Jessie Montgomery y la Sinfonía nº 10, de Dmtri Shostakovich.

Claire Booth, colaboró con la Nordwestdeutsche Philharmonic O, bajo la tutela del propio  Jonathan Heyward y en el  Festival Janacek (Praga), con un repertorio mozartiano para seguir con la O. F. Nacional de Armenia, eligiendo en programa Der Knaben Wunderhorn, de Gustav Mahler; en este espacio tan significativo, también aportó un par de registros, uno de ellos destacando Pierrot Lunaire,  de Arnold Schönberg, con el Ensemble 360, dentro del Festival de Aldebourgh y un segundo centrado en el Expresionismo musical de esa escuela.  La BBC Scottish O, con Ryan Wiggleswort, la secundó en otra iniciativa dedicada a los estilos de las cabaret songs, de Arnold Schönberg y artistas cercanos a ella, son Helen Grime y Zoe Martlew, de quien presentó un trabajo de canciones con el pianista Jóms Coleman, estrenadas en el Wigmore Hall, siempre con atenciones cuidadas al mundo de estas formas que la llevan desde M.Moussorgski a Edward Grieg. 

Johathon Heyward, nacido en Charleston (Carolina del Sur), se formó como chelista, siguiendo la docencia de Timothy O. Malley, antes de entregarse a la dirección, en el Conservatorio de Boston, con Andrew Altenbach, precisamente con un sólido compromiso con la Nortwestdeutsche Philharmonie O., tras forjarse como director asistente en la Boston Opera, en producciones como La Bohème, Die Zauberflöte o The Rape of Lucretia (Benjamin Britten). En 2013, obtuvo el First Price de Berason y en 2016, pasó a tomar la dirección de The Hallé para ampliar en 2021, en los certámenes de los Proms, preparando su titularidad con la Baltimore S. O. al año siguiente, y desde 2023, ocupa plaza en el Lincoln Center for Performing Arts.

Jessie Montgomery con Records from a Vanishing City, un canto del Lower Side de Manhattan, compositora que se confirmó por obras como Shift, Chang, Turn, encargo de la Orpheus C.O.o las Coinicident Dances para la Sinfónica de Chicago  y Coughty by the Wind, para la Sinfónica de Albany, participó en la conmemoración del 200 Aniversario de The Star Spangler Banner para la Sphinx Organitation y es promotora de la Fundación Joyce, para el apoyo a jóvenes afroamericanos y latinos. La obra escuchada, no muy extensa, era fiel reflejo de aquella inspiración latinoafricana tan común en compositores actuales.

Detalles sonoros efectivamente reconocibles para el aficionado y que en manos de Jonathon Heyward, alentaba una segura identificación con la temática concentrada en esta personal pieza con pinceladas de banda sonora.   En el ámbito del canto, compuso el ciclo Five Freedom Songs para la soprano Julia Bullock y la obra en cartel, Records from a Vanishing City, es reflejo de su ideario reivindicativo en respuesta a una invitación de la Orpheus C.O., dedicada a la memoria de James Rose, una referencia en lo sonoro a las ancestrales memorias de las tradiciones angoleñas, partiendo de un recuerdo de una cantinela de cuna para engarzar  con reminiscencias heredadas en el Manhattan de los ochenta y noventa, procedencias caribeñas y detalles de danzas intercalados entre citas de los grandes del jazz, desde Coltrane, Miles Davis, Thelonius Monk y Ornette Coleman.   

Richard Strauss con esos Vier Lezte Lieder cumbre de la hipersensibilidad de un creador que, a esas alturas, se aferraba a una criba de conciencia en un depurado ejercicio confesional en su retiro en Suiza, ya en los meses finales de su agotadora vida plena de equívocos. Claire Booth se entregó al reto con una interpretación respetuosa con el espíritu straussiano  gracias a la atención supeditada a las exigencias vocales y dramáticas de la importancia  de unos textos que las convirtieron en devoción irrenunciable del autor, esa profunda meditación  sostenida  en las poéticas de Hermann Hesse-en los tres primeros- y de Eichendorff. Las penurias de años recientes se condensan en las  poéticas que no podrían resultar más opuestas. Piezas que no llegó a oír y que no dejarán indicación alguna del orden en que deberían ser tratadas, aceptando la sugerencia del doctor Ernst Roth, su editor para aceptar la resolución final.

Im Abendrot (Eichendorff), fue el primer lied del ciclo que le animará a componer los otros tres sobre Hermann Hesse: Frühling, Beim Schalfengehen y September, valdría como un repaso desde la juventud al ocaso final.  Frühling, una alabanza a la primavera en un canto transparente en un lied estrófico y  variado. September, presentaba su colorido otoñal  gracias a sus modulaciones ostentosas que nos sugerían cierta serenidad, ante la juventud que se va perdiendo. Beim Schlafengehen (Al irse a dormir), último lied sobre Hesse, en el que la línea vocal, se  expresaba en amplia tesitura auspiciando los sueños metafóricos de la vida. Im Abendrot(Eichendorff), supuso un canto de perfiles románticos con evocaciones schumannianas.

Dmtri Shostakovich con la Sinfonía nº 10, en Mi m. Op. 93, una escritura apurada para el autor, como las obras recientes para esta obra de la que tendrá sus  quejas personales, sin necesidad de revisar lo que iba concluyendo. Obra que estrenará a finales de 1953, bajo la dirección de Evgeni Mravinski y después de un período dilatado de silencio recalcando con detalle los pasajes umbríos en respuesta al momento de presiones sociales que pesaban sobre el autor.

Jonathon Heyward, fue excelente traductor de ese Shostakovich implacable y descarnado desde  el  Moderato, en el que se expresó por la importancia del protagonismo de las cuerdas graves, con respuesta de clarinete y flauta, preparando significativos acordes desgarradores remarcados por trinos desesperantes y una acentuación final en estilo de vals. Para el autor, el realce de los pasajes heroico- dramaticos y trágicos.  El Allegro, descarnado e implacable, se expuso como un grito de respuesta, en un movimiento corto en comparación con el anterior. En el horizonte, la épica de Borodin, a través de los instrumentos de metal. 

El Allegreto, siempre determinado por el uso testimonial de sus siglas DSCH, detalle  para su escritura  que recuperaba aspectos del primer movimiento, destacando la trompa que recreaba esa atmosfera pesimista. El Andante-Allegro, permitió a oboe, flauta y fagot mostrar extensas y amargas quejas en medio de una manifestación colectiva, popular y desengañada, con un asomo concentrado propuesto por un cantus-firmus de trompeta y que conduce al Allegro en un estilo de bacanal. Viktor Vanslov, crítico de opiniones poco gratas, uso un tono duro con respecto a la obra, tildándola de composición de ideario trágico unilateral, cuyos colores e imágenes sombríos, además de uso exagerado del pesimismo de la obra, tenía poco que ver con el realismo.

Ramón García Balado

 

Claire Booth

Orquesta Sinfónica de Galicia / Jonathon Heyward

Obras de Jessie Montgomery, Richard Strauss y Dmitri Shostakovich

Palacio de la Ópera, A Coruña

 

Foto © Sven Arstein

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