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Crítica / Lo bueno conocido - por Daniel de la Puente

Madrid - 16/12/2024

Admiro y respeto profundamente a los compañeros que sean capaces de sacarle punta a la actuación de Le Concert dAstrée y Emmanuelle Haïm la pasada semana en el ciclo de Ibermúsica, cuando yo viví una sensación de plena satisfacción que hacía mucho tiempo que no tenía al salir del Auditorio (aunque admito que no lo frecuento tanto como me gustaría). Sólo encontré cosas buenas e incluso alguna sorprendente aún con un grupo de tanto renombre, o quizás precisamente por ello.

Quizás, desde el punto de la musicología y la academia, cabría preguntarse acerca de la conveniencia y oportunidad de programar las archiconocidas suites de la Música Acuática y para los Reales Fuegos Artificiales de Haendel y la Suite en Re de Bach, obras de las que existen decenas de grabaciones, y que podrían considerarse mainstream por los aficionados que persiguen un repertorio más culto.

Sin embargo, desde la perspectiva del espectador que va a disfrutar de una gran experiencia, atendiendo al precio de las entradas —que no a su valor—, considero un privilegio poder haber escuchado en directo una música que, precisamente por ser tan conocida, deja de programarse de forma habitual en favor de recuperaciones y rescates con indudable interés histórico pero de cuestionable calidad musical.

Le Concert d’Astrée es un grupo ya histórico, con plena idiosincrasia francesa, y presentó un repertorio repleto de tintes e influencias francesas formales y estilísticas pero compuesto por quizás los dos compositores barrocos más paradigmáticos, Bach y Handel.

Su versión estuvo repleta de detalles y sutilezas, comenzando por las dinámicas piano, delicadas pero sin perder articulación, hasta fortes de perfecto empaste  en los que siempre se mantuvo la sensación de control y calma. Los adornos estuvieron siempre dentro de contexto y las propuestas entre cada sección se veían replicadas con la máxima naturalidad siempre al servicio del sonido general.

Desde luego, la plantilla orquestal contaba con excelentes y conocidos músicos de los circuitos barrocos internacionales, pero ya se sabe que eso no es necesariamente garantía de nada si no ha habido un trabajo y un criterio unificado como los que se vieron con claridad en el concierto.

Es casi imposible destacar a nadie por encima del resto, pero cabe enfatizar la actuación de los dos trompas, rozando la perfección y ofreciendo sensación de seguridad, redondez y con un sonido realmente bonito en un instrumento que a los legos nos parece complicado y cuya técnica, para nosotros, raya en lo esotérico.

Y, por supuesto, en el centro de las decisiones estuvo la directora titular de la agrupación, Emmanuelle Haïm, referente del mundo barroco. A la batuta —en otras ocasiones ha dirigido desde el clave—, trazó con precisión, coherencia, belleza y energía medida unas líneas que reconvirtieron estas suites en una suerte de pequeñas sinfonías tras las que se vislumbraban estructuras que dieron forma a obras que superaron a las propias formas.

A tenor de los aplausos finales, el público que llenaba la Sala Sinfónica debió compartir mi satisfacción por lo escuchado, y aún después de cien minutos en el escenario, Le Concert d’Astrée cerró el concierto con dos miniaturas de Rameau en las que se resumió con brillantez una tarde de disfrute de lo bueno conocido.

Daniel de la Puente

 

Ciclo Ibermúsica

Le Concert d’Astrée / Emmanuelle Haïm, directora titular

Obras de G. F. Haendel y J. S. Bach

Jueves, 12 de diciembre de 2024

Auditorio Nacional de Música, Madrid

 

Foto © Rafa Martín / Ibermúsica

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